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Un problema de todos

En la Argentina hay 60 millones de hectáreas afectadas. En la región la causa principal es el sobrepastoreo.

La desertificación es el proceso por el que un territorio que no posee las condiciones climáticas de los desiertos, principalmente una zona árida, semiárida o subhúmeda seca, termina adquiriendo las características de éstos. Ello sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua.

La tala desenfrenada de árboles, el efecto invernadero y el mal uso del agua son algunos de los factores que contribuyen a este proceso.

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación estima las siguientes cifras:

" 1/5 de la población del mundo enfrenta a diario los problemas asociados al impacto de la desertificación.

" 6.100 millones de hectáreas de la superficie terrestre están amenazados.

" Más de 250 millones de personas se hallan directamente afectados por la desertificación.

" Alrededor de mil millones de personas, en más de cien países, están en riesgo.

" Cada año desaparecen 24.000 millones de toneladas de tierra fértil.

" El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo ya está degradado.

El 75% del territorio de la República Argentina se extiende bajo condiciones áridas y semiáridas. Según los datos del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAN) (2002), de los 270 millones de hectáreas que componen el territorio nacional 60 están afectados por distintos procesos y grados de desertificación. La magnitud de las pérdidas económicas y sociales se evidencian si consideramos que las tierras secas de la Argentina producen el 50% de la producción agrícola y el 47% de la ganadera.

La dramática disminución de las formaciones boscosas del país ha acompañado la desertificación. En los últimos 75 años el 66% de la superficie forestal natural (mayoritariamente en las zonas secas) ha disminuido a causa de la sobreexplotación para la producción de madera, leña o carbón, el sobrepastoreo y la expansión de la frontera agropecuaria. De 106 millones de hectáreas de bosque nativo que existían en 1914, en el 2005 quedaban solamente 33, lo que representa sólo el 33% del potencial original. Se calcula una tasa de deforestación del bosque nativo de alrededor de 850.000 ha/año. De continuar a este ritmo, para el 2036 habremos perdido este valioso recurso.

En cuanto a la biodiversidad, el 40% de las especies vegetales y animales de las regiones marginales se encuentra en peligro de desaparición. También las actividades mineras e industriales producen desertificación, especialmente la exploración y la explotación petroleras.

La Dra. Cristina Manzano opina "que la erosión que más preocupa no es la del suelo sino la 'erosión humana' que producen los procesos de desertificación. Esto origina problemas de marginalidad y exclusión en la periferia de las grandes ciudades, lo que provoca que el 83% de la población argentina sea urbana".

El informe de PAN nos dice que la República Argentina ocupa más del 80% de su territorio con actividades agrícolas, ganaderas y forestales, generando un impacto importante en la base de sus recursos naturales, que en la actualidad se expresa con más de 60.000.000 de hectáreas sujetas a procesos erosivos de moderados a graves. Cada año se agregan otras 650.000 con distintos grados de erosión.

En la Patagonia (80.000.000 de hectáreas), estepa con relieve de mesetas, la causa principal de la desertificación está dada por el sobrepastoreo ovino. Los sistemas ganaderos extensivos establecidos hace más de un siglo no contemplaron el uso sustentable del pastizal natural, lo que acentuó sus condiciones de aridez por disminución o eliminación de la cubierta vegetal. Coexisten en el ambiente patagónico los valles irrigados con severos procesos de salinización y revenimiento de acuíferos.

Actualmente más del 30% de la superficie de la región se encuentra afectada por procesos erosivos eólicos e hídricos severos o graves.

El equipo de investigadores que forman el Proyecto de prevención y control de la desertificación para el desarrollo sustentable de la Patagonia indica que "es indispensable realizar substanciales cambios en la actitud de la comunidad patagónica y para ello se necesita una decisión de tipo político que interprete el verdadero problema del deterioro ambiental, para evitar la degradación social que conlleva la desertificación".

La lucha contra la desertificación y la lucha contra la pobreza son con frecuencia una misma lucha: plantea el desarrollo sostenible de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas. Y debe entenderse también como una lucha en el plano político. Poblaciones rurales deben disponer de un entorno jurídico, legislativo, social y económico sensible y propicio para las iniciativas encaminadas hacia la sostenibilidad del desarrollo.

NORBERTO OVANDO (*)

(*) Vicepresidente de la asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN). Experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA). Red Latinoamericana de Áreas Protegidas (Relap)

 



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