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Impulso a la producción de bienes de capital

La actividad tracciona a otros segmentos con características ocupacionales similares y, a la vez, genera la necesidad de integrar cadenas de valor. Medidas de corto y mediano plazos propuestas.

El sector de bienes de capital está principalmente compuesto por industrias metalmecánicas y eléctrico-electrónicas, mayoritariamente nacionales y pequeñas y medianas, aunque también nuclea a grandes transnacionales, especialmente dedicadas a camiones y maquinaria agrícola. En la Argentina se calcula que hay 2.500 fábricas, cantidad que asciende a cerca de 5.000 si se consideran las de componentes, partes y piezas.

Ocupa a unas 100.000 personas en forma directa, con una elevada participación de mano de obra especializada y calificada. Con aproximadamente el 9%, es el sector que más empleo genera entre las manufacturas de origen fabril y representa, a su vez, el 3,5% del PBI industrial (sólo medio punto menos que las terminales automotrices).

La actividad tracciona la producción de otras con características ocupacionales similares y, a su vez, genera la necesidad de integrar cadenas de valor, dando lugar a la difusión del conocimiento juntamente con las universidades y los institutos públicos. Ingeniería y diseño, fabricación y montaje e instalación se vinculan, ya que muchos bienes de capital se ejecutan como elementos únicos y singulares para adaptarse a las necesidades de cada cliente y en ocasiones sólo existen cuando las tareas en obra transforman el conjunto de elementos y partes en un todo para cumplir con las funciones asignadas.

Influyen las innovaciones y desarrollos continuos, ya que el 93% de las empresas invierte en equipamiento y tecnología y el 87%, en investigación y desarrollo, destinando el 7 y el 5% de sus presupuestos en uno y otro caso respectivamente. Está comprobada, por otra parte, la diferencia entre la compra de un bien de capital nacional y uno importado: en el primer caso, el origen, el conocimiento y todo lo que conforma el valor agregado permanecen en el país; en el segundo, en cambio, quedan en el exterior, coartando la posibilidad de que la fabricación local transite el denominado "sendero de aprendizaje virtuoso en términos de productividad y contenido tecnológico".

La Asociación de Industrias Metalúrgicas de la República Argentina (ADIMRA) efectuó un estudio sobre la situación de los fabricantes de bienes de capital y arribó a las siguientes conclusiones:

" Existen las bases estructurales necesarias para una expansión, por la masa crítica de empresas con gran trayec

toria, recursos humanos capacitados, un acervo productivo relativamente moderno, evidentes esfuerzos de investigación y desarrollo y una buena relación calidad/precio.

" Dicha expansión no sería posible si las empresas no mantuvieran e incrementaran sus posiciones en los mercados interno y externos.

Hubo empresas extranjeras que desconfiaron de la evolución económica de la Argentina desde la devaluación del 2002, circunstancia aprovechada por las nacionales, que comenzaron a sustituir paulatinamente las importaciones e hicieron accesibles operaciones que fueron "dolarizadas" y se volvieron inalcanzables para gran parte de la actividad. Tampoco nadie olvidó que en el país se registraron compras de plantas nacionales por firmas extranjeras, que complicaron la situación al recurrir frecuentemente a suministros decididos y/o provenientes de las casas matrices.

También desde el ajuste de la paridad cambiaria el sector logró tasas de crecimiento anual de dos dígitos en todas sus variables, muy superiores al promedio de la industria manufacturera, no obstante que las empresas afrontaron "serias restricciones al crecimiento". En el 2007, por quinto año consecutivo todo el quehacer metalúrgico mantuvo niveles positivos y siguió siendo protagonista de la recuperación económica, a pesar de que en ciertas ramas perdió condiciones de competitividad, según Sergio Vacca, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA). Por eso consideró preciso "profundizar medidas para promover la inversión, desarrollar las economías regionales, preservar el mercado interno de la competencia desleal y, fundamentalmente, alentar a controlar más las variables que inciden sobre la evolución de la inflación".

Un estudio de ADIMRA estableció que el sector soportó en los últimos años "un importante incremento de sus costos de producción, el cual licuó en gran parte los márgenes de competitividad generados con el fin de la convertibilidad". Propuso entonces medidas de corto y mediano plazo que reflejaron las necesidades concretas, tanto las referidas a la competitividad-precio como las relacionadas con el financiamiento. En ese sentido, se buscó:

" Como prioridad, dar continuidad en el tiempo al "Régimen de incentivo a la fabricación de bienes de capital" (decreto 379/2001 del Poder Ejecutivo Nacional) y favorecer su compra a través de determinados mecanismos, como la amortización acelerada para establecer el gravamen a las Ganancias y el reintegro de impuestos asociados a utilidades reinvertidas en dichos bienes.

" Mejorar el acceso al financiamiento en términos de montos, tasas y plazos, tanto para las exportaciones como para las inversiones en capacidad y calidad de producción.

La Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa acordó este mes con ADIMRA prorrogar por al menos un año dicho régimen, que vencía a fines del 2008 y permite obtener un bono o cupo fiscal por el 14% de las ventas mensuales de las empresas nacionales. Posee un carácter compensatorio y preservador de la competitividad, ya que la importación de bienes de capital mantiene el arancel cero, cuando antes era del 14%. El bono puede destinarse al pago de los impuestos a las Ganancias, a la Ganancia Mínima Presunta o al Valor Agregado (IVA) y, en el caso de importaciones, para el pago a cuenta de distintos tributos. El acuerdo favoreció, asimismo, a la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta, Bienes de Capital y Servicios para la Producción (Carmahe).

ADIMRA actuó, desde el 1 de febrero de 2007, como "ventanilla" de orientación y asesoramiento para la tramitación de dicho bono -la central en su sede, pero hay 16 "subventanillas" en cámaras sectoriales y regionales que permitieron activar expedientes demorados por razones ajenas a las empresas-.

El estudio recordó que el sector sufrió en los últimos años un importante incremento en sus costos de producción que licuó en gran parte los márgenes de competitividad ocasionados por la devaluación. En consecuencia, se planteó que era preciso ampliar la base competitiva para continuar y consolidar la expansión, definiendo un sendero de desarrollo de capacidades locales. Con sólo considerar el mercado interno, se concluyó que el 55% de la formación bruta de capital correspondía a bienes importados. Precisamente, las compras en el exterior de maquinaria y equipo superaron los 2.500 millones de dólares en el 2006 y sumaron casi 4.000 millones con partes y piezas (prácticamente el 15% de las importaciones totales), provocando uno de los mayores déficits en la balanza comercial.

Las exportaciones aumentaron desde el 2003 y el año pasado alcanzaron los 2.963 millones de dólares FOB. Entre las más destacadas figuraron camiones, camionetas y ómnibus, que aportaron el 61,9% de participación sobre el total; aeronaves, 5,7%, y maquinaria diversa de uso general, 5,1%.

 

MIGUEL ÁNGEL FUKS

miguelangelfuks@yahoo.com.ar

 

ESPERAN QUE VUELVA EL "VIENTO DE COLA"

Prensas automáticas, plegadoras, roladoras, moladoras, soldadoras y otras herramientas, al igual que sus insumos, registraron un despegue en los últimos años, impulsados por los sectores agropecuario y algunos fabriles, de acuerdo con la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta, Bienes de Capital y Servicios para la Producción (Carmahe). La devaluación mejoró sus precios relativos y contribuyó, además, a que la actividad se volcara a la exportación y ganara nuevos mercados.

Aunque no se alcanzó todavía una escala para vender en el exterior a los precios de los grandes fabricantes mundiales, sí se pudo competir en calidad, sobre todo en los nichos que abandonan otros países, que son los de menor complejidad.

Los empresarios destacaron los ingresos de divisas provenientes del agro, por influencia de las fábricas de maquinaria agrícola y de silos, y la industria, en principio en los rubros textil y metalmecánico.

Pese a la coyuntura atravesada por algunos sectores -como el agro-, el representado por la Carmahe confía en que "vuelva el 'viento de cola' que permitió a comienzos de año tener un altísimo nivel de actividad". La expectativa es crecer entre 18 y 20% este año, por la evolución de las industrias automotriz y petrolera y de la agroindustria.



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