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El escenario virtual de la industria del turismo | ||
Todo indica que en un futuro próximo el turista dispondrá desde su computadora personal |
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Medio siglo atrás, un viaje de placer a Nueva York implicaba sus buenas 36 horas de paciente espera arriba de un avión. Y esto, cuando todo iba viento en popa y las escalas no sumaban retrasos. Por entonces, los turistas llevaban en el bolso apenas unas fotografías en blanco y negro de su destino y, en la memoria, la recomendación de un amigo avezado que ya había hecho el recorrido antes. En los '50, según la Organización Mundial del Turismo, alrededor de 25 millones de personas viajaron por el planeta. Un número que desde entonces se amplificó hasta la cifra actual y contando: en el 2007, según este mismo organismo, se registraron 898 millones de llegadas de turistas internacionales -es decir, un 6,5% de crecimiento anual entre 1950 y el año pasado-. En tanto, los ingresos por turismo a nivel internacional alcanzaron los 733.000 millones de dólares en el 2006. Que los aviones crucen el mundo en unas pocas horas es sólo uno de los muchos factores que empujaron el negocio del turismo hacia la cúspide sobre la que hoy reposa. Si aquella persona de los '50 repitiera su viaje en el nuevo siglo se encontraría no sólo con que el trecho se ha acortado en tiempo en unas 22 horas sino con que -alabado sea internet- antes de partir podrá recorrer virtualmente la Gran Manzana, tanto como Londres, Dublin o Barcelona, a través de cámaras de televisión que transmiten en "real time" la vida cotidiana de sus calles. No le faltarán tampoco reportes del tiempo, de las principales festividades y de la congestión del tráfico ni, por supuesto, los precios de un amplio espectro de actividades recreativas. Con una tarjeta de crédito, una conexión de banda ancha y una fracción de su tiempo podrá comprar sus pasajes, reservar el hotel y adquirir un ticket para ver una obra de Broadway ahorrando costos de operación y aprovechando descuentos. La red ha venido a cambiar las reglas de juego en el negocio turístico. Y los intermediarios comienzan a ponerse nerviosos ACTITUDES TRADICIONALES Y MODERNAS Según Google, dos de cada tres personas que están por viajar consultan sus futuros movimientos en la red. Este número establece un escenario nunca visto en la industria sin chimeneas. El vínculo "face to face" va dejando paso al contacto virtual entre el turista y sus necesidades. odavía no hay cifras definitivas pero los especialistas estiman que entre un 10 y un 15% de las transacciones vinculadas con el turismo internacional se realiza totalmente por internet. De ellas, una parte sustancial corresponde a transacciones que ponen en línea directa al consumidor con el proveedor. El resto sigue el formato tradicional en el que una empresa hace el papel de contacto y agenda. Lo cierto es que la amplia variedad de oportunidades tanto en materia de comodidad como de tecnología ha hecho que el consumidor empezara a tomar el control sobre la planificación de su viaje. Pensemos en un ejemplo tradicional de cómo resuelve las cosas un ciudadano de Alemania (los mayores y más constantes viajeros del mundo) que ha decidido viajar, por ejemplo, a nuestra Patagonia (uno de los destinos preferidos por los habitantes de ese país). Primero vendría a su mente la imagen de las montañas, los glaciares, las zonas extensas e interminables de la geografía, y luego, no dudaría en acercarse a la oficina de un operador para que lo asesorara en la materia. Este operador le ofrecería los llamados paquetes turísticos “todo incluido” y lo único que variaría entre ellos sería la fecha y el nivel socioeconómico al que estarían dirigidos. Por supuesto, lo que este consumidor generalmente no sabe es que este intermediario obtiene importantes descuentos por parte de cada empresa receptora y que, a su vez, le cobrará al consumidor final un plus por facilitarle el camino. En definitiva, el precio resultará toda una evidencia: ni tan caro que resulte inalcanzable ni tan barato que suene sospechoso. Pero los tiempos han cambiado. Ahora internet le ofrece a ese turista la chance de sumergirse por sus propios medios en un portal de amplio espectro, aunque dedicado específicamente a esta geografía, para que desde allí comience a desarrollar una rueda de consultas y contactos. Tal como están las cosas, no pocas empresas como pequeñas operadoras, hoteles y restaurantes le harán sus propios descuentos por realizar la transacción a través de la web –algo que a éstos les permite estimar su facturación de temporada– y con la debida anticipación.
CIFRAS QUE SÓLO SABEN CRECER Según la Organización Mundial del Turismo, en 1950 unos 25 millones de personas viajaron por el mundo, mientras que en el 2003 éstos treparon a 690 millones. En el 2007, la cifra alcanzó los 898 millones. Los ingresos por turismo internacional ascendieron a 733.000 millones de dólares, o sea, 2.000 millones de dólares diarios, en el 2006. El turismo representa hoy cerca del 35% de las exportaciones mundiales de servicios y más del 70% en los países menos adelantados (PMA). Para el 2020 se espera llegar a los 1.600 millones de llegadas de turistas internacionales. El turismo moderno dio su paso inaugural en 1841, cuando Thomas Cook organizó el primer viaje organizado del que se tenga noticia. Si bien terminó siendo un fracaso económico, se lo consideró un éxito puesto que sentó las bases de la industria tal cual la conocemos en la actualidad. Sin embargo, el estilo impuesto diez años más tarde –en 1851, desde su conformada agencia Thomas Cook and Son– podría cambiar radicalmente. A una velocidad sorprendente las personas se están convirtiendo en microoperadoras, en las verdaderas arquitectas de sus vacaciones. Pensemos en términos históricos para ver cuán velozmente está moviéndose este panorama. Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 había unos 150.000 turistas norteamericanos en Europa. En 1973 alcanzaban los 190 millones. Los nuevos cálculos doblan, por estos días, la apuesta en Europa y en el resto del mundo, en consonancia con la enorme penetración en la sociedad contemporánea, llevándolo a un 15%. Sin embargo, para los próximos cinco años se espera cruzar la barrera del 20% sobre una facturación internacional que tampoco deja de avanzar.
EL FUTURO SE CONSTRUYE CON CADA VIAJE El escenario turístico de los próximos doce años se muestra tan dinámico como la misma red lo hace. Han comenzado a aparecer pequeñas empresas operadoras que brindan servicios superpersonalizados que vienen a competir con el modelo de comercialización de paquetes turísticos de los ’80 y ’90. Si bien los grupos se mantienen –pregúntenles a japoneses y norteamericanos–, hoy no es tan extraño ver cómo una pareja contrata un servicio que comienza literalmente cuando pone un pie en el territorio que quiere explorar. En realidad, ese pie va a parar a una 4x4 que inicia un recorrido por los principales atractivos de la región y sigue con cenas y almuerzos de alta cocina y noches de ensueño en hosterías acogedoras a precios más accesibles que los hoteles cinco estrellas. Otras de las opciones son las que ejecutan los turistas más avezados, quienes programan su viaje por internet buscando ofertas y descuentos para luego descansar en un hotel de primera categoría al que también le han sacado un trozo de la tarifa por reservar con un año de anticipación y en moneda extranjera. Los blogs, los foros, los blogs dedicados al turismo y la asesoría en línea de viajes de placer o negocios también contribuyen de modo sustancial al cambio del paradigma. Basta con ingresar una pregunta en uno de estos espacios para que una buena cantidad de personas responda con su propia experiencia. Es así que los sitios web institucionales sólo sirven para dar un primer pantallazo tanto de sí mismos como del lugar en el cual están enclavados. Ahora la versión oficial de los hechos se vierte en los chats y en los foros. “Turismo: Panorama 2020”, una publicación de la OMT, pronostica que las llegadas internacionales sobrepasarán los 1.560 millones en el 2020. De esas llegadas, 1.180 millones serán de origen intrarregional y 378, de larga distancia. El desglose por regiones señala que en el 2020 las tres primeras regiones receptoras serán Europa (717 millones de turistas), Asia Oriental y el Pacífico (397 millones) y las Américas (282 millones), seguidas por África, Oriente Medio y Asia Meridional. Asia Oriental y el Pacífico, Asia Meridional, Oriente Medio y África registrarán tasas de crecimiento anual superiores al 5%, frente a la media mundial del 4,1%. Se estima que las regiones más maduras, Europa y las Américas, registrarán tasas de crecimiento inferiores a la media. Europa mantendrá la cuota mayor de llegadas, aunque sufrirá un descenso del 60% de 1995 al 46% en el 2020. LA ARGENTINA, TODO LO QUE VIENE En el año de su nacimiento –1950– Aerolíneas Argentinas transportó en total 294.711 pasajeros. En el 2005, el número creció hasta los 5.909.917. Según un informe de la Cámara Argentina de Turismo, nuestro país atrajo el 0,482% del turismo mundial en el 2005. Con 3.895.000 turistas recibidos ese año la Argentina se ubicó detrás de Brasil, pero superando destinos de la talla de República Dominicana y Puerto Rico. El Ministerio de Economía ha indicado que la industria de viajes y turismo generó en el 2006 3.873 millones de dólares, que equivalen al 7,2% del total exportado por el país. Ese año la cantidad de personas que arribaron a la Argentina llegó a los 4.188.000. Más de un millón de puestos de trabajo giran en torno del turismo. Obviedades aparte, la Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento. En materia de turismo, unos de los factores a tomar en cuenta a la hora de decidir un viaje, sobre todo cuando el consumidor viene del Primer Mundo, son la seguridad y el orden político (al menos cierto orden político) del país de destino, el resto es discutible. Para los europeos, Sudamérica en las últimas dos décadas se ha transformado en un lugar de fuerte atracción y la Argentina, en su puerta de entrada preferida. La dicotomía de su territorio, la amabilidad de su gente y lo accesible de sus precios son fundamentos de este boom. La convertibilidad fue un aliciente más que significativo para estas conductas. Pensemos en la realidad del dólar –o mejor aún, del euro– y nos daremos cuenta con qué ojos bien abiertos observan los precios esos europeos que vienen a disfrutar del sur del mundo.
CLAUDIO ANDRADE |
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