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MÁGICA CABAÑA MARÍTIMA
Son 90 m2 en una estancia familiar, en RincÓn de Cobo, ideal para una escapada aún cuando el frÍo arrecie con todo. Sobre un mÉdano, a 100 metros del mar, lo justo para pasarla bien.

Rincón de Cobo es una antigua estancia familiar ubicada sobre el Atlántico, entre los balnearios de Mar de Ajó y Pinamar, a 360 kms de la ciudad de Buenos Aires.  Es un lugar mágico, donde cada una de las chacras que la conforman está asentada en un paisaje campestre limitado por médanos y playas vírgenes.
En este paraíso, Alejandro y Cecilia Braun fueron precursores en la familia, allá por 1979, en construir su casa frente al mar, (bautizada “Lo de Braun”), a 100 mts de la playa y sobre un médano. “Fue una idea nueva porque no había ninguna casa en esa línea del campo, tal es así que teníamos que entrar por la playa y en jeep ya que no había entrada desde el campo, tampoco había electricidad. Era una aventura. Más adelante, por el año 88 todo fue más fácil  porque se hizo un camino interior con lo cual podíamos ingresar cómodamente y llegando recién al 2003 logramos tener luz eléctrica”, cuentan Alejandro y Cecilia con orgullo de haberse animado al desafío.
Obra del arquitecto Eduardo Bel, la vivienda suma  90 m2 cubiertos distribuidos en dos bloques independientes. La construcción principal cuenta con living, comedor y cocina integrados, dos dormitorios y un baño. Tanto la zona social como el cuarto principal gozan de la vista al mar mientras que el segundo dormitorio y el baño se abren hacia al campo. La segunda construcción, más pequeña, tiene otro dormitorio en suite con panorámica del Atlántico y cuarto de servicio con acceso independiente. Una pérgola donde disfrutar de un rico asado une estas dos cajas arquitectónicas y logra un espacio extra de encuentro.
La construcción es de líneas simples pero bien diseñada para que desde todos los ambientes se pueda disfrutar del entorno, del mar y del campo. La fachada está pintada en rojo sangre, el techo es de chapa gris, los postigos de madera al mismo tono y grandes ventanales de carpintería en madera. A unos pasos, un molino de agua pintado del mismo color que la fachada recuerda que estamos en medio del campo...
“Es un una cabaña marítima”, así la define Cecilia quien, como decoradora, estuvo a cargo de todo el diseño interior. Cecilia optó por una paleta de verde agua para algunos ambientes, en otros les dio un toque de amarillo y pintó de blanco el cielorraso de machimbre.  Para revestir los pisos de la casa principal eligió cerámica colorada, típica de los años 70 mientras que en la otra construcción, del 98 optó por cemento alisado.
El estilo de los muebles es ecléctico: algunos (como la mesa de comedor) provienen de otra estancia familiar, otros -como la cama de bronce antigua- son herencia, combinados con piezas compradas en ferias o mercadillos y también hay piezas que son diseño de la misma decoradora, como la mesa baja del living enchapada en raíz de nogal que fue lijada y patinada formando un damero, remitiendo a un estilo shabby chic…  Cuadros con motivos marítimos, figuras de pescados traídos de sus viajes y una colección de caracoles juntados en la playa decoran los espacios y son una manifestación de la presencia del mar entrando en la casa.
Los Braun disfrutan de su chacra marítima cada vez que pueden y, cuando no, la ponen en alquiler para que los visitantes puedan disfrutar un poco de lo que ellos gozan. Un mundo especial, donde el campo y la playa se combinan en un refugio del que es difícil alejarse.

 



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