Un reciente documento que circuló por los pasillos del Ministerio de Economía de la Nación con la estadística que avalaba la posición oficial para sostener las retenciones móviles llegó esta semana a manos de la prensa.

El documento, titulado "Cuadro de situación del sector agroalimentario y agroindustrial", detalla que la superficie sembrada en la Argentina pasó de 26 millones de hectáreas en el 2003 a 32 millones en el 2007 y de 65 millones de toneladas de producción a 97 millones en el mismo período.

Las exportaciones agropecuarias treparon de 13.000 a 35.000 millones de dólares entre el 2003 y el 2007. Pese a los resultados positivos que presentó el campo en los últimos años, la producción de granos -siempre según el informe oficial- se desequilibró, con un crecimiento de la soja a expensas del trigo y el maíz.

En la infografía se ilustra este desequilibrio. Para el gobierno, el mismo puede ser corregido mediante la aplicación de las retenciones móviles. Pero la pregunta del millón es, si se quiere incentivar la producción de trigo y maíz, ¿por qué no se eliminan las retenciones sobre estos productos?

La respuesta es sencilla: porque el gobierno no busca mejorar la producción de estos granos sino mantener la caja que hoy le permite sostener el programa económico. Es por ello que el conflicto entre el campo y el gobierno tiene difícil resolución. Sin esos fondos extras, la administración K no podría funcionar.