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La nueva estructura

Gran parte de los cultivos se produce en arrendamientos. Compensaciones quedan en las empresas.

La crisis del campo mostró crudamente -entre otras cosas- una nueva estructura territorial, no solamente en la Pampa Húmeda sino en todas las regiones donde la soja ha ocupado en gran parte el lugar de la ganadería, el bosque nativo u otras explotaciones. Tan sólo en Salta se registran 150.000 hectáreas de soja, cultivo que cubre también áreas de Tucumán, Santiago del Estero y Chaco.

Lo que ha dejado al desnudo la crisis es la existencia de decenas de miles de pequeñas explotaciones y minifundios en la misma Pampa Húmeda, escenario que se presenta como resultado del proceso hereditario en los últimos 50 años y, en consecuencia, genera la aparición de nuevas relaciones de producción.

Como se ha señalado a lo largo del conflicto, se estima que entre el 55 y el 70% de la producción de granos y cereales se realiza por medio de arrendamientos desde pequeñas propiedades de entre 10 y 100 hectáreas en zonas centrales hasta otras de miles de hectáreas. En el campo se han formado desde productores medianos que arriendan campos pequeños y empresas contratistas con mayor capacidad de capital y tecnología hasta los grandes pools de siembra con capacidad para trabajar más de 100.000 hectáreas.

Se han lanzado cifras basadas en el último Censo Agropecuario sobre las pequeñas explotaciones en cada región y, según algunas organizaciones de campesinos, existirían unas 150.000 explotaciones familiares (minifundistas) en todas las regiones del país que sobreviven localmente de sus pequeñas producciones.

La crisis provocada por el aumento de las retenciones el 11 de marzo evidenció claramente que un vasto sector de la pequeña producción pampeana (en una cantidad cercana a las 100.000 explotaciones) quedó sin rentabilidad. El gobierno lo "reconoció" el 31 de marzo y lanzó un paquete de compensaciones -y, más tarde, a los monotributistas- admitiendo esa realidad. Sin embargo, el carácter de las relaciones de producción existentes entre los microproductores y quienes alquilan sus pequeños campos les impedía acceder a dichas "compensaciones" -en realidad, un eufemismo para denominar un subsidio-.

   

LOS SUBSIDIOS

 

Durante el 2007 el gobierno, a través de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), pagó cerca de 1.400 millones de pesos transferidos a 36.245 unidades productivas.

El grueso de los subsidios fue a parar a molinos harineros, frigoríficos y usinas lácteas y está destinado a contener el precio del pan, de la leche y de la carne.

Objetivamente, los subsidios no benefician a las decenas de miles de pequeños productores cuyas explotaciones ya no son rentables.

 

CARLOS CEBALLOS GUZMÁN

infofrut@speedy.com.ar



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