La muerte de Manuel Marulanda, el mítico líder de las FARC que durante 44 años marcó la vida de los colombianos, abrió expectativas de salida a la violencia. Pero los analistas llaman a la prudencia.

Acostumbrados a la violencia del más prolongado conflicto armado en América Latina, los colombianos se despertaron el lunes por primera vez sin la presencia de Manuel Marulanda, "Tirofijo", el fundador y máximo líder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La muerte del legendario líder guerrillero y su reemplazo por un intelectual "político" y "negociador" abrieron nuevas esperanzas de una solución pacífica a la guerra interna. Sin embargo los analistas, tanto colombianos como extranjeros, llamaron a la prudencia. Experiencias anteriores demostraron que la dinámica y los tiempos de los actores políticos de este drama colombiano son muy distintos de los que la sociedad civil y la opinión pública pretenden. Entre las principales conclusiones que sacan los expertos figuran, por un lado, un "fortalecimiento de la mano dura" del presidente Álvaro Uribe; en segundo lugar, vaticinan un relativo repliegue de la guerrilla que, aunque debilitada, mantiene una respetable capacidad político-militar.

La presencia de Marulanda, al que los militares le encajaron el alias de "Tirofijo" por su legendaria puntería, ha sido una constante en el imaginario de los colombianos, especialmente en los últimos 44 años, tras la fundación de la principal guerrilla del país.

"Yo vine a rezar un padrenuestro por él, aunque todos decían que era tan malo. Creo que no hay nadie que no pueda recibir el perdón de Dios", dijo Hermenegilda Fómeque, una mujer sexagenaria, a la salida de la iglesia de La Valvanera, en un sector popular del sur de Bogotá. Ella vive en una casa que junto a sus hijos levantó en "La Pola", una ex toma promovida por dirigentes comunistas en los años cincuenta.

Cerca de allí la visión es otra. "Uno no le desea la muerte a nadie, pero este señor hizo sufrir a mucha gente", señaló Humberto Acevedo, un conductor desem

pleado de 58 años, mientras ojeaba los titulares de los diarios. "Cuando uno manejaba por las carretera, siempre tenía miedo de que le salieran 'los muchachos' (la guerrilla) y le quemaran el carro (camión)", anotó.

"Con la muerte de 'Tirofijo' desaparece un símbolo de la Colombia contemporánea que, además de ser el mito fundacional de la guerrilla, representaba la sabiduría campesina, pero también la maldad -señaló Omar Rincón, investigador en Comunicación Social y autor del libro "Relatos y memorias leves de Nación"-. Todos crecimos sabiendo de su existencia, fue una figura siempre presente en el imaginario nacional, para bien o para mal", añadió. La figura de su sucesor "Alfonso Cano", considerado más un político que un guerrero, no generará la misma atracción, a juicio del especialista. "Cano es un hombre que viene de la ciudad y de la universidad, y eso representa un cambio radical frente a la figura de 'Tirofijo'", acotó.

Para el politólogo Alejo Vargas, autor de estudios sobre el conflicto colombiano, las FARC enfrentan "una situación bastante débil y complicada". Y suma:

" Además de la muerte de su líder histórico, las FARC sufrieron en las últimas semanas la desaparición de otros dos miembros de su cúpula, la deserción o captura de mandos medios y un asedio del Ejército (ver infografía).

" Desde el 2002, las fuerzas militares iniciaron una ofensiva que ha minado la estructura logística y de comunicaciones del grupo rebelde. Al "Plan Colombia", al cual Estados Unidos aportó 4.000 millones de dólares, el presidente Uribe sumó el llamado "Plan Patriota", una ofensiva en el sureste del país.

" Los aportes financieros de Washington permitieron al Ejército colombiano dotarse de helicópteros para movilizar rápidamente sus tropas y aviones de espionaje que detectan con cámaras infrarrojas los movimientos de tropas, obligando a las FARC a fragmentarse en pequeños grupos. Además de la ruptura de las comunicaciones y la red de apoyo logístico, esta ofensiva logró también desvertebrar las milicias urbanas de la guerrilla. Tras entregarse a las autoridades, "Karina" -Nelly Ávila, una emblemática combatiente de las FARC- admitió que desde hacía dos años no tenía comunicación con sus superiores.

" El número de combatientes se redujo -según Defensa- de 15.000 a entre 6.000 y 8.000. La ofensiva de Uribe logró también contener la mayoría de ataques a poblados y generó una sensación de tranquilidad que llevó a su reelección en el 2006. Sin embargo "las FARC han sufrido un fuerte debilitamiento pero aún no están derrotadas", indica Gabriel Marcella, autor del libro "Los conflictos de baja intensidad en Latinoamérica y la democracia".

" Mantienen una fuerte presencia en amplias zonas del sur y el este de Colombia, especialmente en regiones cocaleras, lo que les permite financiarse del "impuesto" que cobran a los traficantes. Tienen 70 frentes aún operativos en zonas selváticas.

" Además tienen a 39 rehenes, entre ellos la colombo-francesa Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, a los que han propuesto canjear por rebeldes presos y en torno de cuya suerte han logrado movilizar a Ecuador, Venezuela y, sobre todo, Francia.

De lo que no hay dudas es de que el principal beneficiario de la muerte de Marulanda es Uribe.

En algunos sectores cercanos al presidente el alborozo ha hecho que incluso se propusiera una tercera reelección del mandatario en el 2010, hoy vedada por la Constitución.

Los golpes contra las FARC también le dan un respiro frente al escándalo generado por la vinculación de 60 congresistas de la coalición de gobierno con los grupos paramilitares de ultraderecha, entre ellos su primo Mario Uribe.

REDACCIÓN CENTRAL

con informes de AFP/DPA