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Chile: un ejemplo a imitar

El crecimiento que mostró Chile en materia de exportación de salmónidos es un ejemplo digno de imitar.

El rol del Estado en la conformación de tan importante cluster, que llevó las ventas de 500 millones de dólares a mediados de la década de los '90 a más de 2.200 millones en la actualidad, resulta determinante a la hora de evaluar la historia de esta actividad.

La región del Limay debería poner la mirada en este ejemplo.

La acuicultura internacional mostró un crecimiento -en volumen- del 8% anual en la última década, con una facturación de 77.000 millones de dólares, según cifras del 2007.

El sector acuícola chileno ha experimentado una tremenda expansión en los últimos diez años (13% anual), lo que ha contribuido a que la salmonicultura represente hoy aproximadamente el 90% de la

producción chilena en acuicultura. En el sector de salmonicultura Chile cuenta con ventajas que lo han convertido -por primera vez en la historia- en líder de la producción mundial de salmones cultivados (seguido muy de cerca por Noruega). Y va por más.

Técnicos trasandinos señalan que la industria del salmónido debe ser complementada con otras especies que permitan aprovechar nuevas oportunidades comerciales y diversificar riesgos. Según estudios privados, la industria chilena prevé facturar hacia el 2015 cerca de 5.000 millones de dólares. Para capturar este potencial necesita enfrentar desafíos:

" el desarrollo de alimentos para salmones que sean costo-eficientes y de calidad;

" la gestión de sanidad para controlar la mortalidad;

" la introducción de nuevas especies y

" la resolución de potenciales problemas medioambientales y comunitarios.

El Estado y el sector privado ya están trabajando en esto, conscientes de que existe un potencial mercado al que se debe llegar para sostener el liderazgo que hoy ostenta el país en la actividad.



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