Lecuona es autora -junto a Danila Terragno- de dos libros de utilidad para quienes deseen tomar el control de su vida económica.

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Hasta qué punto la economía doméstica es un reflejo de lo que ocurre a nivel gubernamental o estatal en un país?

-Desde ya que la economía personal recibe una influencia directa de lo que ocurre en el país. Mientras que en Estados Unidos, por ejemplo, a pesar de la crisis reciente la gente puede planificar su economía personal a largo plazo, en la Argentina la situación nos empuja a ser más creativos y a ajustar nuestros planes con más frecuencia.

-Digo esto porque hace un tiempo leía acerca de que en Estados Unidos se esperaba para los próximos años una enorme cantidad de negocios que provendrían de emprendedores independientes; me refiero a gente que comienza un negocio con una tarjeta de crédito.

-Aquí también tendremos una ola de emprendimientos independientes, pero probablemente no financiados con tarjetas de crédito sino con dólares, que rendirán más en inversiones de riesgo que guardados en el colchón. Hay muchas oportunidades locales y de inserción en el mercado global para emprendedores con empuje.

-¿Cuánto dinero al día de hoy necesita una familia en la Argentina para vivir bien y al mismo tiempo dejar un margen a fin de encarar proyectos?

-Un sueldo promedio es hoy de unos 2.000 pesos, pero hay una gran diferencia dada por si en una familia trabaja uno solo o trabajan dos y si recorrés buscando precios y comprás basado en necesidades o te dejás tentar por lo que la gente de marketing pensó para engancharte en compras inútiles. Para encarar proyectos hace falta más energía, tiempo y creatividad que dinero.

-Más allá de la literatura sobre cómo volverse millonario o un mejor administrador de sus propios bienes, ¿no es imprescindible una cuota natural de ambición en cada cual?

-Sí, sin dudas. Pero ambición sin preparación puede ser una receta peligrosa.

-Uno tiene la sensación de que para conseguir ese margen de ahorro en una familia habría que anular una serie de gastos que suenan esenciales. ¿Acaso no es esto lo que no se le explica a la clase media en los libros del rubro, que si quieren progresar necesitan reducir sus placeres?

-No se trata de reducir todos los placeres, pero sí de convertirse en un consumidor inteligente. Se trata de fijarse como objetivo o disciplina ahorrar un % de tus ingresos (no gastar todo) y vivir de acuerdo con cómo vayan evolucionando tus ingresos.

-Tengo la sensación de que aún la mayoría de los jóvenes está detrás de un buen sueldo en lugar de un buen proyecto que realmente pueda elevarlos de su clase social. ¿Qué percepción tienes al respecto?

-Es muy difícil que sueldo y proyecto personal coincidan. Si trabajás sólo por el sueldo, tarde o temprano terminás frustrado y desgastado. Es imprescindible buscar trabajos que coincidan con el proyecto de vida que querés.

-Esta misma idea me surge de las carreras universitarias que parecen más dedicadas a formar buenos profesionales-empleados que emprendedores.

-Las universidades, incluso las de Ciencias Económicas, forman más empleados que emprendedores, pero lentamente esta tendencia está cambiando.

-¿Qué opinión te merecen los libros de Robert Kiyosaki como "Padre rico, padre pobre".

-Algunas de sus opiniones sólo tienen sentido en el contexto de Estados Unidos, pero los conceptos globales están: ponerse objetivos, invertir, diversificar, tener disciplina. En lo personal, no me gustan el estilo ni el enfoque de gurú. Pero ha despertado en mucha gente el interés por preocuparse por el manejo de su dinero. Y ése es un aporte valioso.

-¿Cuál es tu recomendación a un profesional que desea pasar al siguiente nivel y hacerse independiente?

-El trabajo independiente no implica necesariamente "otro nivel". La independencia económica sí. Y si la vas a buscar a través de un negocio propio, tenés que capacitarte, saber lo mínimo y básico de finanzas, marketing, operaciones.

-Te planteo casos concretos de inversión de los cuales he escuchado hablar a mis propios amigos y te pido que me digas cuáles te parecen más razonables o bien con mayor proyección y cuáles, un mito urbano: "Tengo un dinero, entonces invierto en: 1) vacas, porque en poco tiempo se duplica el valor invertido; 2) departamentos, porque me quedo con el alquiler y el mercado inmobiliario siempre eleva su precio; 3) tierra, porque la tierra siempre mejora su precio; 4) un fondo de inversión, que es un seguro de vida en vida porque la puedo sacar cuando quiero y encima me aseguran ganancia o 5) consulto a una empresa asesora de la bolsa porque me prometen una rentabilidad mensual del 1 al 5%".

-La respuesta correcta es: depende. Habría que analizar la situación particular de tus amigos. No es lo mismo si ese dinero te sobra que si es el único patrimonio que poseés. También importan tu edad, tus proyectos, tu habilidad para manejar inversiones. Ninguna de las opciones suena descabellada.

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar