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Nadie quiso arreglar

El gobierno y el campo medirán fuerzas mañana. La imagen de CFK, afectada por el conflicto.

Política y poder.

Después de más de setenta días de protesta y de levantar el paro por segunda vez en ese período, el gobierno volvió a postergar definiciones sobre los reclamos del campo.

Ninguno de los presentes el jueves pasado en la reunión que por enésima vez juntó a las partes en conflicto tenía intenciones serias de acordar.

Ambos sectores, gobierno y campo, esperan medir fuerzas en los actos de mañana. Y en medio de esta puja, que ya trasciende las retenciones móviles, está el deterioro institucional y económico de un país con una sociedad que mira atónita cómo un gobierno logra dilapidar en sólo cinco meses el monolítico poder que tenía.

La negación al diálogo y la soberbia oficial llevaron un simple reclamo sectorial, allá por marzo de este año, a una demanda nacional que parece no encontrar su fin. Fue el mismo gobierno el que, por un sinnúmero de errores, institucionalizó el reclamo del sector agropecuario.

El campo sabe que las encuestas -con el paro levantado- golpean de lleno sobre la imagen de CFK. Y con un acto masivo en Rosario convocado para mañana especula que la relación de poder de cara a la próxima reunión con el gobierno no será la misma.

Política y poder.

Desde el nucleo más duro de la administración K, el acto de Rosario es lo que terminó con las posibilidades de alcanzar todo tipo de acuerdo. "Escupieron el asado en medio del relanzamiento del gobierno", confió un diputado oficialista que prefirió mantenerse en el anonimato. "¿De qué sirve levantar el paro si mantienen la presión del acto?", acotó la fuente.

El campo es consciente del poder que este conflicto traslada sobre sus espaldas; es por eso que ya muchos hablan de un nuevo "Partido Agrario" y mencionan a Eduardo Buzzi como candidato al Congreso para el 2009. Pero el sector es consciente, también, de que dar el paso del reclamo genuino al ruedo político encierra sus riesgos.

Frente a este escenario, el núcleo duro K va por más. Por un lado, apuesta a "perseguir" sin tregua a hombres y empresas clave del campo a través de dos temibles alfiles: Guillermo Moreno -presionando sobre el mercado interno- y Ricardo Echegaray -limitando las transacciones externas y los subsidios disponibles- y, por otro, buscará peronizar el acto de mañana en Salta, con todo lo que significa para los argentinos este término en manos de los K.

 

(Redacción Central)



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