Camas suspendidas en el aire, sillas 100% reciclables, sofás desmontables firmados por jóvenes diseñadores o producidos por renombradas marcas asaltan la imaginación del visitante del Salón Internacional del Mueble de Milán ( en el norte de Italia). La última edición de la feria del diseño milanés resalta por su vitalidad en contraste con cierto estancamiento que reina por estos tiempos en la península. En el salón satélite, la manifestación "off" que se realiza al margen de la gran fiesta del mueble, los diseñadores jóvenes liberan su fantasía: las camas que están como suspendidas desaparecen en el cielo raso para transformar como por arte de magia el dormitorio en sala y las plantas en lámparas. En el inmenso espacio de la feria, a las afueras de Milán, de 230.000 metros cuadrados, en donde exponen 2.450 diseñadores, los visitantes se aglomeran día a día. Ante el pabellón de la célebre firma de diseño Kartell, la silla "Mister Imposible" reina. Firmada por el legendario creador francés Philippe Starck para el fabricante milanés de muebles en plástico refinados y considerada por muchos un modelo irrealizable, constituye un emblema del triunfo de la tecnología. El armazón y las cuatro patas transparentes fueron ensambladas con láser y ningún punto de las soldaduras es visible, lo que ofrece un objeto inmaculado. "El 2007 fue un año maravilloso y lo que lleva del 2008 ha sido excelente. Esperamos que el salón genere el mismo efecto en el futuro", explicó a la agencia AFP Claudio Luti, presidente de Kartell. "Este año presentamos 20 productos nuevos", anunció el presidente de Kartell, presente en 96 países con 120 tiendas. En el pabellón de Minotti, la firma fundada por dos renombrados hermanos, se presenta el nuevo modelo modulable de sofá hecho en cuero y titanio. "A partir del 2000 se aceleró la internacionalización del grupo y tenemos tiendas en 60 países, que representan el 80% de nuestras ventas", explicó un dirigente. Impera en la feria lo reciclable y lo ecológico. Como es el caso de Diva, el sillón ultraliviano e indestructible que parece una pantalla de luz al revés, realizado por el grupo Colico, el cual cosecha un notable éxito. La firma Futura exhibe un canapé blanco, a primera vista banal. Luego se transforma en dos sillones que a su vez se vuelcan sobre ellos mismos para convertirse en dos camas o en un inmensa silla tumbona, la clásica y a la vez moderna 'chaise longue' que regresa. Sorprende, como anuncia su nombre el modelo "sorpresa", que con tocarlo con un dedo se transforma de enorme sofá mullido en dos coloridas camas. Las recetas del Made in Italy, innovación, internacionalización e inversión han dado sus frutos y numerosas industrias del mueble han logrado imponerse a nivel mundial pese a la competencia asiática. El año pasado, el sector del mueble italiano alcanzó un volumen de negocios de 40 mil millones de euros, con un aumento del 4,5%, de los cuales un tercio para la exportación. (AFP) MODA Y DISEÑO, TODA LA SINERGIA En esta gran feria de tendencias, el diseñador español Custo Barcelona ha reinterpretado las sillas 'Fiocco' y 'Libro', concebidas en los años setenta por Gruppo G14 y Gruppo Dam para el Gruppo Industriale Busnelli, y que actualmente se exhiben en la colección permanente del MOMA de Nueva York. Esta nueva sinergia entre moda y diseño se exhibe en la tienda insignia que Custo Barcelona posee en la ciudad italiana, que acoge la muestra-instalación 'Dressed by Custo'. Custodio Dalmau ha 'customizado' dos piezas de culto del diseño industrial con sus célebres estampados y gráficos, en lo que constituye una original e inédita versión 'pop'. El diseñador español ha reeditado la silla 'Fiocco' recubriéndola de una tela elástica en fucsia y azul, mientras que para su versión del modelo 'Libro' ha utilizado lentejuelas y seda estampada con motivos inspirados en la obra pictórica de Mondrian. La escenografía del evento incluye un video que fusiona los gráficos y figuras de Custo Barcelona con la estética pop de la instalación, a cargo de Cristina Morozzi, cerebro y artífice de la colaboración entre Custo Barcelona y el Gruppo Industriale Busnelli. Un encuentro que confirma una vez más que la moda y el diseño siempre pueden encontrar sinergias nuevas e inesperadas. Starck siempre sorprende El célebre diseñador francés Philippe Starck presentó en Milán esta semana última un pequeño modelo de generador de energía "democrático", destinado a todos los bolsillos y que puede ser instalado en jardines y terrazas. "Es un generador eólico individual, accesible y democrático", lo definió el diseñador, quien lo concebió para el grupo italiano Pramac, fabricante de grupos electrógenos tradicionales e interesado en la energía renovable. El generador parece un batidor de cocina con un motor integrado y es muy simple y de fácil montaje. "Es un generador eólico casi invisible y se ven sólo los reflejos. Una suerte de escultura moderna sorprendente", contó el diseñador en una entrevista a la prensa. "Realizado con material ultraliviano, conectado a un acumulador que la transforma en energía eléctrica, es de fácil utilización y entrará en el comercio en septiembre próximo", declaró a la AFP Michelangelo Giombini, de la revista de diseño "Interni", organizador de la muestra Green Energy Design. La muestra, que se clausurará el miércoles, presenta numerosos proyectos de diseñadores relacionados con la energía renovable. "La idea es que todos podamos producir nuestra propia energía, como cuando se instala un panel solar en el techo de la casa", comentó. "Instalar un generador que trabaja con viento es aún más fácil y el precio es menor. Se necesita sólo tener un jardín o una terraza", sostiene Giombini. "Según el tamaño puede cubrir entre el 10 al 60% de las propias necesidades y su costo va de 300 a 400 euros", precisó Philippe Starck al diario francés Figaro. El diseñador forma parte del equipo de inventores que trabajan en el "departamento de alta tecnología para la democratización de la energía" fundado por Pramac, y que trabajan en proyectos novedosos como el automóvil eléctrico. La capital del diseño En pocos metros, en el Milán design se encuentran las firmas top como Versace, Krizia, Gianfranco Ferré, Prada, Fendi, Kenzo, Valentino, Gucci, Ungaro, Luis Vuitton y Armani. Es que el prestigio mundial de Milán en cuanto al diseño de ropa permite sospechar una fuerte inclinación estetizante en la vida cotidiana, probablemente favorecida por la visible prosperidad económica. Sobre la misma base se asienta la genialidad de los creadores milaneses en el ámbitos del diseño moderno de muebles y objetos para interiores. En esta rama industrial del arte, Milán puede considerarse la capital mundial del “Design”; en la revista Interni encontraremos nombre y dirección de negocios y galerías de diseño y programa de ferias y exhibiciones. LABORATORIO DE EXPERIMENTACIÓN Y MARKETING La idea con la que nació el Salone fue, supuestamente, dar a conocer el mueble italiano. A finales de los cincuenta, en Italia había una gran industria, pero la creatividad y la imaginación estaban estancadas. La mayoría de los fabricantes copiaba: repetía modelos del pasado (del Chippendale al mueble provenzal), y los que querían ser modernos apostaban por el mueble sueco, el estilo nórdico que triunfaba en el mundo. Con ese panorama, más que dar a conocer la producción propia, el objetivo de la feria fue, en realidad, tratar de desbancar la expansión mundial del mueble escandinavo, que estaba adquiriendo una reputación internacional similar a la de los suizos y sus relojes. Los fabricantes italianos decidieron ofrecer resistencia. Se organizaron. Analizaron su situación: con una producción cuantitativamente muy superior a la de los países nórdicos, sus ventas no arrancaban internacionalmente. Un arquitecto-diseñador, Gio Ponti, advirtió en Il Mobile Italiano de que si el país quería ponerse a la cabeza debía renovar su estilo. Y propuso que lo hiciese de la mano de los arquitectos. Diseño fue la palabra mágica. Y ésa fue la herramienta que colocó a su industria como líder de la producción mundial de muebles. La que convirtió la Feria de Milán en un festival internacional. Con esa voluntad nació el Salone del Mobile. En 1961 se celebró la primera edición con más de 300 expositores en tres pabellones. Cuatro años más tarde habían triplicado el espacio y doblado el número de expositores. Pero fue una riña entre creadores lo que consolidó el carácter vanguardista de la feria. A finales de los sesenta, Marco Zanusso, Vico Magistretti y Joe Colombo expusieron sus diseños en la Trienale. Pudo verse la Combi-center de Colombo, entonces una cocina de aire futurista, hoy una pieza histórica. Esa muestra, fuera del recinto de la feria, generó el recelo de arquitectos que no habían sido invitados. Para acallar las quejas, el Salone decidió incorporar, como su mayor argumento, el diseño de vanguardia. La prensa extranjera aplaudió la iniciativa. Hablaron de los muebles italianos como de piezas extravagantes, impactantes, de ciencia-ficción. Corrían los años sesenta y la empresa Boffi ya presentaba minicocinas, y el desaparecido Colombo, muebles polivalentes. Desde entonces, Italia fue la vanguardia. De ese país partieron propuestas audaces como la butaca hinchable Blow de De Pas, D’Urbino, Lomazzi y Scolari, que aún hoy se produce. En 1972, el mundo reconoció el diseño italiano con una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York: Italy, the new domestic landscape (El nuevo paisaje doméstico italiano). Con el tiempo, el Salón ha pasado de ser una muestra comercial a convertirse en un teatro de las oscilaciones del gusto, un barómetro del diseño. El referente internacional y el modelo que siguen otras ferias.
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