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Logró oxígeno en Jujuy

Cipolletti venció a Talleres, se sacó la mufa y volvió a creer.

PERICO (Enviado Especial, Joaquín Peralta).- La enorme alegría conseguida en esta tórrida ciudad del norte argentino puso a Cipolletti en carrera, aunque Atlético de Tucumán no se cae y sigue ganando (a Unión de Sunchales, 3-1). El albinegro derrotó a Talleres y el próximo sábado a la noche deberá afrontar otros 90 minutos contra los jujeños, en La Visera.

El conjunto de Domingo Perilli hizo un partido inteligente, dejó en claro que "no está muerto", como lo repitieron jugadores y cuerpo técnico después del cotejo, pero igual el fantasma de Unión de Sunchales volvió. ¿Por qué? Porque nadie dejó de pensar que de haberse llevado esos tres puntos, la historia hoy sería diferente.

No fue sencillo ganar en Jujuy. Porque el termómetro se mantuvo en 29 grados, porque el estadio "Doctor Plinio Zabala" está enclavado a 1150 metros sobre el nivel del mar y porque Talleres se jugaba mucho.

Es más, los primeros 20 minutos del partidos fueron todos del local y en ese lapso Talleres creó tres situaciones claras: a los Matías Rodríguez, un ex delantero de Newell's que fue una pesadilla todo el partido, le ganó a todos pero no pudo con Raúl Ruiz; a los 18 el mismo atacante enganchó de izquierda a derecha y remató a las manos del "Oreja"; y sobre los 19 ganó otra vez Rodríguez, pero por derecha, y su centro se topó con la ineptitud de Cristian Leichner para definir.

Más allá de este peligro, el equipo de Perilli siempre se notó firme en las dos líneas de cuatro hombres, sobre todo en la mitad de la cancha. Desde ahí emparejó el trámite y halló la apertura del marcador en un buen momento de Talleres. Sobre los 22 una pelota parada encontró la cabeza de Roberto Muñoz, que puso el 1-0 y toda la preocupación en el estadio norteño.

A partir de ese momento el albinegro manejó el partido con la viveza de un zorro. Incluso mostró tanta tranquilidad que varias veces se lo vio al "Negro" Muñoz pisando el balón o tirando caños, nada menos que cerca de las barbas de Ruiz.

El descanso estaba cerca cuando los de Perilli tuvieron dos para aumentar. La primera con un centro de Leandro Dómini que tenía como destino la frente de Manuel Berra, pero en el medio se metió "Carucha" Carrasco y la desvió.

Y la segunda con otra gran jugada de "Mojarra" a la que no lograron colocarle el moño ni Padua ni Weisser.

La segunda parte mostró a un Talleres más decidido y a un Cipolletti siempre bien parado, con orden y equilibrio. La primera clara del local cayó a los 7, pero el tremendo disparo de Gastón González no se metió en el ángulo gracias a las manos de Ruiz. La visita contestó con un disparo desviado de "Pikachu" y, a los 20 con un zurdazo de Leo Larenas que puso el 2-0 y transformó la impaciencia en insultos, todos dirigidos hacia Oscar Juárez y sus dirigidos.

Talleres reaccionó y contó con no menos de cinco situaciones (disparo al travesaño de Medina, Arévalo que se lo comió abajo del arco, un cabezazo del brasileño De Almeida que se fue por milímetros), pero Cipolletti tuvo una enorme actitud para defender la diferencia y contó con algo de fortuna.

Entonces, con el final, llegó el festejo y la esperanza, que se revitalizó. El "se puede se escuchó" otra vez en bocas albinegras.



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