ENTRE PALMERAS, ORQUÍDEAS Y HELECHOS TROPICALES SOBRESALEN DIEZ ESCULTURAS INMENSAS DEL GRAN ARTISTA COLOMBIANO. "EN ESTE CASO EL ARTE TRABAJA CON EL JARDÍN, NO SOBRE EL JARDÍN PARA NO BLOQUEAR VISTAS", DICEN SUS ORGANIZADORES. |
El principal jardín botánico de Miami ha recurrido al arte de Fernando Botero para atraer al público latinoamericano. Es la primera vez que sus obras se exponen en un jardín botánico, dijeron los organizadores de la exposición, y cada detalle fue minuciosamente planeado para que exista completa armonía entre el arte y la vegetación del Fairchild Tropical Botanic Garden. En general, desde que se abrió la muestra de Botero el 15 de febrero el público llega "porque le llama la atención el arte, y luego aprende sobre las plantas", dijo a la AP Nannete Zapata, directora de operaciones del jardín botánico y una de las organizadoras de la exhibición. Así, tanto plantas como obras conforman el escenario con el que el público se regocija. "El arte tiene que trabajar con el jardín, no sobre el jardín, para que no bloquee las vistas", explicó Zapata. "El arte y la naturaleza siempre han ido juntos". Zapata señaló que como la población hispana es tan numerosa en Miami, el botánico quería tener una muestra de arte latinoamericano y optó por Botero a sugerencia del coleccionista privado Gary Nader, dueño de las esculturas que se exhiben. Nader, por su parte, dijo que prestó su colección porque pensó que iba a ayudar al jardín botánico a atraer a más público. "Qué mejor lugar para ponerlas que un lugar tan precioso", declaró. De los 2,4 millones de habitantes del condado de Miami Dade, el 61,3% es hispano y el 4,24% es colombiano como Botero, según estadísticas del 2006 de la oficina del censo. De acuerdo con Nader, unas 30.000 personas han visitado la exposición. En el jardín botánico de esta ciudad aledaña a Miami, la Colección Botero de Gary Nader es iluminada todos los jueves por la noche para que los visitantes puedan disfrutarla desde una perspectiva diferente, al igual que las obras de arte principalmente en vidrio de Dale Chihuly, y las esculturas Roy Lichtenstein, ambos estadounidenses. El lugar donde está cada una de las esculturas de Botero se escogió tomando en cuenta una serie de aspectos como el espacio físico, el color de la vegetación y su entorno. De este modo, la "Mujer reclinada" parece estar tomando sol en el césped, rodeada de cicas pequeñas, el "Hombre a caballo" da la apariencia de estar saliendo de una tupida selva tropical y la "Cabeza" de Botero custodia el jardín de palmeras cual si fuera un soldado. (AP)
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