La falta de agua ya había golpeado de lleno al sector. La llegada de cenizas volcánicas complica aún más el panorama.

INGENIERO JACOBACCI (AJ).- El futuro del sector ganadero de la Línea Sur rionegrina se avizora muy negro a raíz de la intensa sequía que afecta la zona, a lo que se agrega la ceniza volcánica que se hizo presente de los últimos días y cubrió grandes extensiones de campo.

Desde hace un año la falta de agua causa serios perjuicios en la principal actividad económica de la región. De acuerdo con un relevamiento realizado por distintos organismos vinculados con la producción, se estima que la sequía ha causado pérdidas superiores a los 140.000.000 de pesos en el sector ovino y a los 100.000.000 en el bovino.

Hasta la fecha se llevan contabilizadas más de 700.000 ovejas muertas y una merma del 40% en la producción de lana y de un 95% en la cantidad de corderos producidos. A ello se le suma un pronóstico poco alentador: el que no se anuncien lluvias para los próximos meses y la sorpresiva ceniza volcánica que cubrió de gris el suelo durante los últimos días.

Si bien desde el gobierno se ha prometido ayuda a los ganaderos con un desembolso que llegaría a los 28.000.000 de pesos para paliar los efectos de la sequía en una región que fue declarada en situación de desastre agropecuario por la Legislatura rionegrina, hasta el momento sólo se trata de promesas. A este complicado escenario se agrega ahora un nuevo ingrediente, negativo y muy preocupante: la ceniza volcánica.

A raíz del fenómeno volcánico, el Centro Regional Patagonia Norte del INTA con asiento en Bariloche alertó sobre las consecuencias que puede acarrear la erupción del volcán Chaitén en el sector agrícolo-ganadero de la región involucrada. En este sentido, un documento emitido en las últimas horas señala que, además de los efectos en el tracto respiratorio de los animales, las cenizas penetran en el vellón de los ovinos, el que puede alcanzar un peso considerable en caso de humedecerse a raíz de alguna lluvia. Cuando el animal está debilitado por falta de forraje y de agua, este peso suele "voltearlo" e impedir su caminar. En estos casos la muerte es inminente.

Por otro lado, el hábito de pastorear en contra del viento influye en el impacto de las partículas de ceniza en los ojos de los animales, disminuyendo su visión o provocando su pérdida, según la intensidad del viento. "En los ojos, la ceniza actúa como cuerpo extraño que es y produce irritación ocular, con abrasión de la córnea y conjuntivitis, lo que queda de manifiesto en los animales, que tienen los ojos rojos y lagrimeo. La luz les molesta. Esto se conoce como 'fotofobia'. Además les dificulta la visión y con ello, la elección del forraje para comer", señalaron los veterinarios jacobacinos consultados.

Además, se estima un perjuicio en la calidad de la lana, ya que si el animal no se alimenta adecuadamente producirá una fibra débil y quebradiza y, frente a esto, el rinde se situará varios puntos por debajo de los parámetros normales debido a la retención del polvo volcánico.

Algunos productores alertaron sobre el poder abrasivo de la ceniza, que podría desgastar los dientes de los animales afectando su vida útil y productiva -ya que la edad es determinada por la dentadura en el "boqueo" del animal-. En cuanto al tracto respiratorio, las fuentes veterinarias detallaron que generalmente la concentración y el tamaño de las partículas de ceniza respirable producen irritación en las vías respiratorias, síntomas de obstrucción e irritación a nivel pulmonar y, en los casos más severos, fibrosis pulmonar incapacitante que a veces llega a ser mortal. Generalmente esto es producido por los cristales de silicio.

Sobre la incidencia de la ceniza en las pasturas, el documento del INTA señala que cuando se acumula en cantidades importantes (de 15 a 20 centímetros) termina por tapar el pasto e impedir el acceso de los animales a la fuente forrajerra. En el caso de los ovinos, rechazan el forraje saturado de cenizas. "El volumen y el peso de la ceniza aplastan y tapan el forraje disponible que, producto de la sequía, por estos días es muy escaso. Además es astringente (seca la boca) y el pasto, de poca palatabilidad; por ende el animal no lo ve, no lo elige y no le gusta... en consecuencia, no lo come. También puede producir trastornos digestivos como parálisis ruminal, diarreas y constipación", agregaron las fuentes veterinarias.

Respecto del agua que beben los animales, el INTA ilustra sobre dos situaciones: según la densidad y tamaño de las partículas de ceniza, éstas pueden depositarse en el fondo de las aguadas, en el caso de las de mayor tamaño, o enturbiar el líquido cuando son pequeñas. Hasta el momento los estudios de laboratorio realizados por distintos organismos no revelaron la presencia de sustancias tóxicas en las cenizas.

El fenómeno desatado con la erupción del volcán chileno afecta la Línea Sur desde el Oeste hacia el Este, con una mayor concentración en la zona más cercana al mismo. En los lugares más altos de la región la acumulación alcanza los dos centímetros.

Algunos productores de la zona de Chacay Huarruca -unos 150 kilómetros al sureste de Jacobacci por la Ruta Provincial 6- afirmaron que "algunos animales ya no comen y se echan. Hay que andar permanentemente recorriendo el campo para detectarlo, porque si no se mueren".

En cuanto a las recomendaciones, el INTA sugiere no mover la hacienda innecesariamente ya que el esfuerzo requiere una ingesta mayor de alimento de los animales y genera agitación, con lo que se incrementa la aspiración de cenizas. Aprovisionarse de forraje, no revolver los espejos de agua y, en caso de que persista la lluvia de ceniza, recurrir a profesionales actuantes en la zona y mantenerse informado son las recomendaciones. A estas sugerencias se le suma la aportada por veterinarios, quienes pidieron colaboración de los productores en cuanto a la observación de anomalías en las majadas, las que deben ser comunicadas rápidamente debido a que pueden aparecer sustancias tóxicas en cualquier momento si continúa y se intensifica la actividad del volcán.