Dice el refrán: "Todo lo que se resiste, persiste y todo lo que se acepta se transforma".

Este gobierno está basado en la resistencia puesta contra enemigos inventados y reales y, por lo tanto, si hasta ese momento no lo fueron, seguramente pasarán a serlo y los que lo son, redoblarán su ataque.

Se crea un ambiente destituyente desde el mismo poder, cuando en realidad el único ánimo destituyente es del propio gobierno contra su vicepresidente.

Se remueve al presidente del Banco Central por no acatar órdenes, cuando en realidad y a la vista de sus últimas declaraciones nos enteramos de que tiene "listas de compradores de dólares realizadas por amigos del poder". Ése debería haber sido el verdadero motivo de su remoción. Seguramente no pasará nada, amén de su remoción, porque Dios está cansado de tanto demandar a gobernantes argentinos y la patria está ocupada en otras cosas.

Y así seguiremos estos dos años que quedan, resistiendo el campo, la industria (o al menos algunas), contra valijas, facturas truchas, jueces contemplativos, piqueteros a favor y en contra, paros y contramarchas, caos provocado en una ciudad que no le es afín al gobierno pero que tiene sufridos votantes que luego son menospreciados por votar en contra y no entender el "mensaje". Seguiremos con mucha crispación, pocas ideas, muchos gritos y anuncios y pocas realizaciones y nula planificación. Seguiremos ninguneando al mundo porque el mundo no entiende que primero están nuestros problemas y, si no nos miramos el ombligo, sufrimos el riesgo de ahogarnos con nuestro ego. Y así seguirán la resistencia y persistencia en un nunca acabar. Continuaremos con declaraciones altisonantes de ministros, diputados, senadores y demás yerbas que nunca mueren.

Si la soberbia es la madre de todos los pecados, la mentira será, seguramente, su hija dilecta. Ha pasado mucha agua bajo el puente desde que permitimos que se nos mienta a todos, todo el tiempo.

Rubén Marcelo D´Agostino

DNI 11.985.229

Buenos Aires