En estos días los gobiernos del Neuquén y de la ciudad capital convinieron llevar adelante un proyecto de urbanización que permitirá a 4.000 familias acceder a un terreno propio con los necesarios servicios básicos. Es una muy buena noticia para los neuquinos y en particular para quienes serán adjudicatarios de una porción de terreno donde por distintos medios edificarán su vivienda, y es bueno y destacable que ese proyecto sea producto del trabajado concertado entre dos niveles gubernamentales que, además, pertenecen a partidos políticos diferentes.

Éstas son las acciones acertadas de los gobernantes, las que permitirán que la sociedad cambie de opinión sobre la política en general y quienes la practican, aunque también creo que una golondrina no hace verano. Harán falta muchas acciones como la descripta para que la política vuelva a ser la actividad que busca por sobre cualquier otro fin el bien común, o sea, dignidad y bienestar. Con este proyecto el gobierno municipal, además de satisfacer una demanda social acuciante, está cumpliendo con el artículo 31 de la Carta Orgánica Municipal, que promueve "el acceso a una vivienda digna arbitrando con los gobiernos provincial y nacional programas para su concreción".

Pero considero necesario hacer una reflexión y algunas advertencias: en primer lugar, un mensaje dirigido a los futuros adjudicatarios. No se sientan menoscabados por el lugar donde se encuentra este loteo. Hace muchos años los barrios Alta Barda y Salud Pública parecía que estaban en el desierto, y fíjense lo que son hoy esos sectores. Con voluntad y sentido de pertenencia todo se transforma, hasta el desierto cruzado por los vientos.

La respetuosa advertencia está dirigida a quienes lleven adelante el proyecto: cuiden los costos de las obras de infraestructura; elijan responsablemente las empresas que los ejecutarán por antecedentes y no por relaciones; cumplan con los plazos, para no sumar angustias a los que empiezan a soñar con el techo propio; seleccionen con justicia los destinatarios de los lotes, en base a necesidades reales y no a influencias, y promuevan la participación de los adjudicatarios en todo lo que se vaya haciendo, para fomentar desde el comienzo el sentido de pertenencia.

El sueño de 4.000 familias ha comenzado a edificarse; nadie tiene derecho a convertirlo en pesadilla.

Ricardo Villar, DNI 8.377.070 - Neuquén