Juliana López May, famosa chef argentina generación treinta y pico, armó su vida junto a su marido en una casa de líneas modernas, ubicada en el bajo San Isidro, poco menos de una hora de la ciudad de Buenos Aires. Entrenada en la cocina de Francis Mallman, tuvo su propio restaurante “Círculo” y ahora timonea C.O.C.I.N.A, una empresa gastronómica basada en la comida sana, fresca, casera y natural. “Básicamente mi cocina se transformó en algo muy tranquilo, para mi la comida tiene que cumplir el rol de alimentarte y cuanto mejor sea la calidad del alimento mejor te sentís” define Juliana. Del 2006 es esta casa de 160 m2 cubiertos, más un generoso jardín con pileta de natación. A Juliana le encantó desde el primer momento que la vio. “Después de ver varias casas, conocí esta y era tan tan linda que ni lo dudé”, nos cuenta mientras muestra orgullosa cada uno de los espacios. Fachada exterior de líneas puras, madera y gran ventanal de vidrio u glass que permite la entrada de luz, pero su opacidad asegura completa intimidad. Tiene dos plantas, bañadas por una deliciosa luz que proviene también del jardín trasero. La planta baja -tipo loft con doble altura- alberga el living, comedor y cocina, más un lavadero y el garaje utilizado como depósito. Una escalera blanquísima conduce a la planta alta donde se encuentran tres dormitorios con dos baños. La decoración es fresca, fresquísima y básicamente relajada. Juliana ama la combinación de estilos, “Me gusta mucho la mezcla, combinar lo antiguo con lo moderno, lo moderno con lo autóctono, soy cero estructurada”, se define la dueña de casa, quien en cada uno de sus viajes carga sus valijas con hallazgos diversos: cuadritos de un fotógrafo australiano, individuales de tejido de ñandutí del Paraguay, mantas del noroeste argentino. Y otros escenarios que nos hacen recorrer el mundo: géneros de la India, esculturas traídas de Bolivia, Guatemala, Brasil y África mezcladas con otras que le traen lindos recuerdos ya que fueron hechos por las propias manos de su mamá Leonor. La escenografía se completa con muebles heredados y otros hechos a medida. Para Juliana, ciento por ciento esteta, los detalles son fundamentales y se nota su necesidad de intervenir muebles y superficies con pequeños accesorios, como las bolas de navidad que cuelgan de los banquetas rústicas del comedor diario o los pajaritos de la India que cuelgan de una llave. Nada queda tal cual vino de origen... los objetos ocupan un papel protagónico y sobre las paredes se armaron pequeñas escenografías montadas con cuadros y objetos de diferentes formas y estilos. Cada mueble tiene su lugar asignado en la casa, los espacios están bien definidos, pero Juliana se divierte cambiando de colores, agregando objetos y colocando cuadros de diferentes estilos. Los espacios son los mismos, pero el clima que se vive en ellos, que para Juliana es lo más especial, va cambiando según la ocasión. Su cocina, como buena chef, es su lugar especial. A pesar de no ser muy grande, para ella es muy cómoda y se siente muy a gusto... “cocino mucho en casa, me encanta, aunque sea una ensalada pero la preparo yo”. La iluminación le permitió jugar con su imaginación... Sobre el living, de doble altura, cuelga un curioso juego de 5 globos de vidrio verde de estilo retro, adquiridas en Palermo, aportan una luz cálida. ¿Cuál es su lugar preferido? Juliana sin dudarlo, respondió... “Todos” y se percibe la pasión que puso en ambientar su casa; la misma que pone día a día con sus manos al preparar alimentos. Juliana López May... una cocina pura y fresca... una casa donde se respira la misma pureza y frescura, producto de la fusión de estilos que hablan mucho de ella.
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