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"Este pueblo no debe ser sometido a odios y rencores"

Señora presidenta:

Con el mayor respeto que me merece en su carácter de dirigente y gobierno de nuestro país, deber que el pueblo le otorgó por medio del voto popular para administrar y ejercer dicho cargo como presidenta de la Nación y cuyo trabajo debe mantener una conducta digna y equitativa basada en el respeto para promulgar un orden constante y velar por la salud, unión y progreso del pueblo argentino.

La democracia es una conducta plural, porque le pertenece a todo ser que cobija el Estado nacional. Esta forma de gobierno debe ser la razón de nuestra existencia; usted y su equipo de trabajo deberían laborar y comulgar institucionalmente por los derechos y garantías declarados en los artículos 14 al 43 de nuestra Constitución.

Este pueblo, que no delibera ni gobierna, no debe ser nuevamente sometido a los odios, rencores y fantasmas del pasado, los cuales considero que en sus discursos tácitos de contenido ético y de intelecto educativo afloran en su verborrágico pragmatismo verticalista, aprovechando la facultad y el abuso de poder sobre los medios, que rigurosa y lamentablemente llega al oído y la conciencia de todos los argentinos.

Cuando se siembra tiranía se cosechan miserias. No creo sea de buen paladar político utilizar frases del antipueblo que causen división entre los coterráneos por diferente que sea el ideario político, ya que a través de las discrepancias se logran las mejores políticas y no por pensar distinto somos golpistas. Llamemos emergente de Estado a estas políticas poco claras; y no son palos en la rueda, como usted pregonó por no permitir que se ejerzan malas conductas de gobierno (léase art. 99-2 Constitución nacional).

Como dijo Einstein, "las crisis es lo mejor que le puede pasar a una persona o a un país, porque a través de ellas se logran los grandes cambios". Desde ningún punto de vista son bien tomadas sus palabras referidas a los radicales diciendo que nunca supieron gobernar. Este inapacible discurso no debería salir de nadie, mucho menos de la figura del jefe supremo de la Nación. ¿Acaso usted, señora presidenta, no le debe esta democracia a un señor llamado Raúl Ricardo Alfonsín? ¿No le debe estas luchas a un incansable tesonero por la vida democrática como lo fue don Ricardo Balbín o a un valuarte paladín de la democracia y presidente de la Constitución, don Arturo Illia? Estas personas eran radicales y serán patriotas en la historia argentina por siempre.

Qué bien que los radicales tenemos estos referentes éticos y morales donde reflejarnos, si no tendríamos el perverso pensamiento de decir: "Correligionarios, para gobernar nos falta soberbia y autoritarismo"...

Por eso le digo con total respeto, aunque no me pertenece, el recitado de una milonga de J. Larralde: "Le brindo y empaque su lengua en lugar sencillo (?)".

Y por último le recuerdo que a pesar de los colores políticos somos todos argentinos y lo importante "no es quién lleve el palo sino la bandera" (R. Balbín). Y que no cause regocijo este tipo de discursos, tal vez de su autoría, sino que cause pena por querer hacer leña del árbol caído, porque esto también es una clara muestra de debilidad.

Señora, considero que tiene muchísimo por hacer. Por favor, sólo haga lo que la Constitución demanda y nosotros nos encargaremos de trabajar y mantener en pie la Argentina.

Saludo a usted, señora presidenta, con el respeto y la cordialidad que se merece.

Ricardo Almonacid

DNI 22.122.648

Bariloche



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