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"Falta de respeto en actos oficiales" | ||
El 10 de diciembre tuve la suerte de asistir a la asunción de los concejales electos y los que continúan en función en Neuquén capital. El edificio estaba colmado de partidarios de distintas facciones políticas, algunos identificados con remeras y otros con gorra, lo que me pareció muy bien. Se encontraban allí el gobernador Jorge Sapag, la vicegobernadora Pechen y otras autoridades del Estado provincial, así como el intendente de Neuquén Martín Farizano. Al comenzar el acto se cantaron los himnos nacional y provincial. Todos los presentes nos aprestamos a hacerlo, pero grandes fueron mi sorpresa y mi disgusto al ver a referentes partidarios con posturas más adecuadas para entonar un cántico deportivo que nuestro himno nacional, con gorras colocadas, agachados o en posturas irreverentes ante nuestros símbolos nacionales. Los líderes políticos que nos representan se preocupan más por llevar a los incautos jóvenes de manera muchas veces extorsiva que por educarlos en cuanto al respeto que se debe tener a nuestros símbolos. Me dan vergüenza ajena las actitudes de estos funcionarios que dejan pasar por alto el sentido del patriotismo (que ya no tenemos). ¿Cuál es la identidad que tenemos los argentinos, si no respetamos las normas ni los símbolos que nos legaron aquellos hombres que dieron la vida para que hoy nos conozcan en el mundo a través de nuestros distintivos? Se preocupan más por demostrar el poder de convocatoria que por la formación de quienes se sienten identificados por las ideas; ésta debería incluir ese respeto único y real en todo acto, el amor y respeto a nuestros emblemas nacionales y provinciales. Entonces sí comenzaríamos a cambiar nuestra historia, la de todos los argentinos, de los que más necesitan, de los que trabajan día a día para que este país de una vez por todas despegue rumbo a un futuro diferente, con valores y respeto, dando el ejemplo desde la cuna misma del poder, el Concejo Deliberante, la Legislatura y el Congreso de la Nación. Debemos mirar a los jóvenes, hombres y mujeres de nuestra patria como verdaderos ciudadanos y no como simples elementos sumatorios a cada partido político; recuperar los valores desde estos espacios sería lo ideal, para que las escuelas tomaran el ejemplo y lo imitaran de modo que se insertara en el alma del pueblo. Mi sentimiento de vergüenza ajena se disiparía por siempre y mi utopía ganaría un espacio en el tiempo. En todos los actos oficiales se observa esta falta de respeto. Los argentinos, funcionarios y políticos, debemos recuperar esa mística que nos identifica en los partidos de fútbol y trasladarla a los actos del pueblo al cantar nuestros himnos. Los ciudadanos estaríamos orgullosos de aquellos políticos que demostraran con sus acciones su identidad nacional. Miguel Ángel Henríquez DNI 10.868.858 Neuquén |
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