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"No confundamos más a la gente"

Se suele declamar con una asiduidad que asusta el término "igualdad de oportunidades". Es un caso más de repetición de conceptos que no tienen el privilegio de ser entendidos y profundizados.

Para que haya igualdad de oportunidades en primer lugar es necesario imbuir a los protagonistas de los conocimientos específicos de que se trate; desde aquí podrá surgir entre los educandos la idea de una opción a partir de lo aprendido. Además puede privilegiarse esta opción con una vocación consecuente que enriquece el resultado del conocimiento.

Recién entonces podremos intuir que hemos implantado el inicio de una igualdad de oportunidades.

La cooperatividad es digna de una enseñanza ardua y profunda, puesto que sus principios y valores doctrinarios distan cada vez más de las ansias egoístas del capitalismo salvaje. Decimos al empezar alguna conversación con pretendidos futuros cooperativistas que es mucho mas fácil y simple no hacer una cooperativa que realizarla, y en forma inmediata aclaramos, con una escrupulosidad rayana en la desesperación, que no "promovemos la formación de cooperativas".

Lanzar al voleo entre personas con necesidades urgentes la idea incongruente de formar una cooperativa se asimila al mal uso de un isótopo radiactivo, el cual si es utilizado correctamente puede dar la vida, caso contrario ocasiona la muerte.

Con un pragmatismo aparentemente inaccesible podemos afirmar, de acuerdo a nuestra sana experiencia, que la "promoción de la cooperatividad" se asimila al mal uso del isótopo radiactivo, logrando paradójicamente el certificado de defunción de las cooperativas y de la idealidad de sus componentes. "No se ama lo que no se conoce".

Alberto Pasin, DNI 10.381.583 - Roca



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