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"Intereses de los ciudadanos, divorciados de los de las empresas"

Una vez más los usuarios del transporte público de Neuquén capital hemos tenido que sufrir los despropósitos de una empresa que presta el peor servicio posible, por supuesto con la complicidad del Ejecutivo municipal.

Esta vez se trató de una medida de fuerza: durante horas los pasajeros nos hemos quedado varados en distintos puntos de la ciudad, no pudiendo trasladarnos ni cumplir con nuestras tareas.

Por supuesto el reclamo es legítimo, pero no se necesita extrema sapiencia para advertir que los dirigentes gremiales, avalados por la legitimidad del reclamo, se han puesto al servicio de la patronal en la demanda al municipio por el aumento del boleto. En su accionar, los representantes de los trabajadores jamás alzan su voz mostrando indignación por las indignantes condiciones laborales de sus agremiados, pero sí acuden presurosos a respaldar la voracidad empresarial.

Es claro que tal accionar forma parte del denigrante espectáculo que una porción significativa de la dirigencia gremial ha convertido en un clásico en nuestra sociedad. Protagonistas como Moyano-Kirchner o nuestra pareja local Rodríguez-Phielipp nos muestran que los trabajadores debemos de sufrir, además de salarios magros y condiciones laborales deplorables, estos deplorables contubernios.

Para tales dirigentes (a los que les encanta llamarse "conductores") la razón de su vida (además de sus incrementos patrimoniales) es "encolumnarse", es de rodillas lograr el favor del caudillo del momento, y en ese conti-nuo y fervoroso claudicar dan su espalda a los trabajadores.

Por otra parte, llama poderosamente la atención la dinámica que presta el Ejecutivo neuquino para otorgar el aumento del boleto a la deficiente empresa, basándose en las exigencias de la respectiva ordenanza. Es muy cierto que las ordenanzas, resoluciones, leyes, decretos y otros instrumentos legales se deben respetar. Lo que no se entiende es por qué ese prurito por la obediencia que muestra el Ejecutivo municipal neuquino cuando se afecta a una empresa, no lo muestra para exigir a esa misma empresa el cumplimiento del contrato en cuestiones álgidas como las frecuencias y la higiene de las unidades.

Es claro que los intereses de los ciudadanos y trabajadores están divorciados de los intereses empresariales, pero es lamentable que dirigentes gremiales y gobernantes muestren semejante entusiasmo por doblar sus rodillas ante quienes miran el mundo con un índice puesto en el botón de la caja.

Carlos A. Morales

DNI 18.825.358

Neuquén



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