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"Paremos con la tala en Villa La Angostura"

¿Cómo es posible que no pensemos en el planeta, que es el que nos aloja a todos? La cultura occidental, sobre todo, está haciendo estragos en él.

Supusimos que la naturaleza estaba separada del hombre y que podíamos domesticarla, pero no pensamos que nosotros somos naturaleza y que vinimos a este maravilloso rincón del mundo para ser parte de ella, algunos en forma permanente y otros por momentos.

Hoy estamos en plena crisis; basta con ver los desastres climáticos en el mundo, en el país, en los pueblos y también en La Angostura... pero no somos capaces de verla, no tenemos un imaginario de futuro.

Algunos hombres han puesto a andar un sistema que, para que funcione, es preciso abusar de la extracción de recursos naturales y de las personas.

Para que esta rueda empiece a rodar se necesita de la extracción, de la producción sucia, del consumo irreflexivo, de grandes superficies de territorio para someter y grandes cantidades de personas que, sin otra opción, intervengan en los procesos de extracción y de producción. Se necesitan gobiernos que en vez de gobernar para su pueblo y cuidar los intereses comunes respondan al gran poder de esta época: las corporaciones. Parecería que éstas intentan quedarse por un largo tiempo en Villa La Angostura ya que en este sistema estamos permitiendo que la naturaleza se convierta en recurso.

El agro ahora es agronegocio. El petróleo es un negocio petrolero. La minería es el negocio minero. La energía que se daría a las corporaciones sería el agrocombustible, después de la apropiación compulsiva del resto de petróleo existente.

Con el petróleo se subsidia la economía ilimitada de un planeta muy limitado y es así de simple: se extrae más de lo que se debe y a un ritmo aceleradísimo. Se subsidia con empleos precarios, con el agua, con los bosques, con el suelo. Pero somos naturaleza y el tema es que la naturaleza no tiene derechos y las corporaciones sí. Además, y esto es lo más inmoral, tienen excepciones: esto es lo que parecería que se está instalando fuertemente en La Angostura.

La naturaleza se puede comprar o vender. La urbanización se llama ¿negocio inmobiliario? y es tan poderosa que maneja el diseño de las comunidades y el futuro de nuestros hijos y nietos ya que, tanto a los que elegimos este lugar para ser parte de él y preservarlo como a los que les tocó por suerte nacer aquí nos dicen que no queremos el "desarrollo". Lo que ocurre es que el costo que la naturaleza debe pagar es muy alto, se paga con la tala de cientos de árboles, con contaminación de ríos y bahías y, lo que es peor: la sustentabilidad económica no ha variado mucho en los últimos 15 años.

No publican las cifras de deforestación. Los empresarios deciden el futuro de las familias de La Angostura y parecería que son los que tienen la potestad, el designio divino de dar dignidad a través de actos misericordiosos y de caridad.

El avance de este modelo es defendido por corporaciones, por políticos que responden a ellas o por involucrados que no tienen trabajo digno. Parecería que ahora quieren decidir que llegó el turno de los abusos a nuestra querida villa, y pienso esto porque el Concejo Deliberante ya le dio una "prefactibilidad" a la empresa Cerro Bayo para incumplir con la ley de bosques y la ordenanza municipal que delimita la protección de la banda de bosque.

Estamos en crisis y para comenzar a hacer algo de esta crisis de futuro primero tenemos que querer el lugar donde vivimos. No alimentemos este sistema económico ni este concepto de desarrollo, no entreguemos los sistemas que sostienen la vida ni aceptemos soluciones "a medias, dentro de lo posible", porque "dentro de lo posible" es seguir a su merced. Si no aprendemos ahora a administrar la escasez deberemos aprender compulsivamente cuando nos lleguen el peligro y la angustia.

Alicia Vila, DNI 5.745.485

Villa La Angostura



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