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"Tres años no alcanzan para aplacar tanto dolor"

¿Quién dijo que el paso del tiempo cura las heridas? ¿ Acaso tres años son suficientes para aplacar tanto dolor? Mi respuesta es ¡no! No hay tiempo que alcance para procesar la muerte de un ser querido. Aprendí esa dura lección en el mismo instante en que la voz temblorosa de mi madre me daba la nefasta noticia: "Hija, mataron a tu hermanito, a Piru". El mundo se detuvo y creí que mi corazón también, aunque en cierta forma siento que una parte de mí murió ese 8 de octubre de 2006.

Nada a partir de ese día fue igual para mi familia ni para mí.

Entiendo que la muerte forma parte del proceso natural de la vida y que a pesar del conocimiento que todos tenemos de ello siempre es un hecho doloroso.

Hay muertes incomprensibles; la de mi hermano es una de ellas. Pero más incomprensible aún es que quien decidió arbitrariamente terminar con su vida y realizar los dos disparos, en presencia de mi madre, haya sido un hombre que al vestir uniforme se comprometía a cuidar a nuestra pequeña comunidad.

Quizás el dolor y mi falta de formación en temas jurídicos me impidan pensar claramente, pero al leer la sentencia que juzga al asesino de mi hermano -y siguiendo los razonamientos del juez- llego a la conclusión de que disparar a alguien que ya se encuentra con una herida de bala en el pie es "abuso de la legítima defensa" o, dicho al revés: el Sr. policía, acompañado por otro efectivo, se defendía de un joven desarmado que se encontraba herido de bala, con un escenario de fondo que eran los gritos desgarrados de mi madre implorando que se detuvieran e intentando interponerse entre las balas y Piru, "el más pequeño de sus cachorros".

Entre tanta confusión sólo tengo la certeza de que no solamente perdimos al hermano, al hijo y al padre de mis pequeños sobrinos Lucas y Facundo sino que también se esfumó la confianza en instituciones que tendrían que servir para asistirnos, asesorarnos y protegernos. Ambas pérdidas duelen con distinta intensidad, pero duelen.

Al cumplirse tres años de la trágica muerte de mi hermano Pablo Andrés Huenteleo elevo una plegaria a Dios para que se haga justicia.

Andrea Huinca

DNI 24.316.632

Buenos Aires



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