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"Previsible errónea decisión"

Cuando hace unos años el intendente Soria hizo construir las dos dársenas de acceso a General Roca en la Ruta 22 por las calles San Juan y Mendoza, inmediatamente pensé que se trataba de otro mal gasto más, dado que por ese entonces se comenzaba con la ampliación de la Ruta 22 desde Chichinales... ¿para qué hacerlas si luego habría que demolerlas?

Hoy hay que darle la derecha porque, si alguna vez llega la ampliación por estos lares, muchos de nosotros estaremos viendo crecer los yuyos desde abajo.

Tras más de 40 años de espera de decisiones sobre qué hacer con la colapsada Ruta 22, recién en el 2005 nuestros gobernantes resolvieron tozuda y unilateralmente, y sin ningún análisis previo de factibilidad, ampliar la actual Ruta 22 a cuatro vías desde Chichinales hasta Cipolletti (95 kilómetros), violando sus propias leyes al atravesar ciudades con rutas nacionales y reconstruyendo sobre un sector situado aguas abajo de importantes represas que ante eventuales colapsos inutilizarían la única vía de escape rápido pavimentada (cuando hubo que rehacer la represa de tierra El Chocón por peligro latente de rotura total se analizó, en 1982, que el alud de agua tardaría sólo 18 horas en llegar a Viedma y seis a General Roca)... esto sin mencionar la contaminación ambiental en una zona muy productiva y que le da vida y trabajo a nuestro Valle.

Por si todo esto fuera poco, la ampliación sale tan cara que debieron comenzar de a poco y por etapas, previendo un plazo mínimo de ocho azarosos años para completarla. Consiguieron que el entonces presidente Kirchner aportara 100 millones de pesos y la primera etapa de 20,5 kilómetros Chichinales-Godoy les cuesta 116 millones. Ahora ni siquiera pueden llamar a licitación...

Mientras tanto, ya se han sucedido hechos muy previsibles: la modificación de la traza por impacto ambiental en Chichinales-Villa Regina y del proyecto por impacto visual al atravesar Villa Regina, reuniones con intendentes para mitigar accidentes en puntos vitales -curvas mal peraltadas de toda la vida entre Godoy y Huergo-, análisis de desvíos alternativos por la Ruta 22 vieja, solicitudes de rotonda en ingreso a Allen debido a recientes y lamentables accidentes y lo más ilógico e insólito: la empresa constructora Quidel está repavimentando la actual Ruta 22 desde el ingreso de isla Jordán a Cipolletti -lo que demandará un plazo de nueve meses, con tediosos desvíos y sin prever para nada la futura ampliación-.

Quedó entonces demostrada la ineficiencia técnica y económica de la infame y porfiada decisión de llevar adelante este desastroso y muy costoso proyecto de ampliación que no tiene hoy otro tipo de solución más razonable, técnica y económicamente hablando, que dejarlo de lado y construir un nueva ruta, segura, económica y rápida, por la barda norte que le daría con certeza proyección futura a todo el valle circundante. Como sobrará presupuesto, si fuese imprescindible hasta se podría ampliar la actual Ruta 22 por tramos alternados de una mano, modificación que se debería haber hecho en lugar del zafarrancho en que se han metido.

Sólo haría falta un gobernante sensato y que se animara.

Hugo Luis Deangelis

DNI 5.509.500

Roca



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