Después de haber participado de la última peregrinación al santuario de la virgen de Luján en Centenario, siento la necesidad de compartir las siguientes reflexiones: ese domingo fuimos convocados solamente por nuestra fe y no por algún político de turno. Más allá del cansancio y las horas de caminata, la única recompensa recibida fue la inmensa alegría compartida al llegar al altar junto con miles de hermanos. No nos regalaron choripanes ni nos dieron sobres con boletas de candidatos.

El lema convocante era uno solo: la necesidad de servir a los demás y no los de campañas proselitistas que terminan defraudándonos a la gran mayoría.

Entonces pregunto: si 40.000 personas conseguimos organizar, participar y disfrutar de esta peregrinación, ¿por qué no somos capaces de oponernos a las políticas de hambre, estafas y corrupción que lamentablemente vivimos en estos últimos tiempos en la Argentina y, en especial, en nuestra querida Patagonia?

¿Por qué nos cuesta tanto participar? ¿Por qué no podemos sugerir nuevos nombres que realmente nos representen sin que sean siempre las mismas caras de políticos que ya no representan a nadie?

El panorama de corrupción que vivimos, por parte de la gran mayoría de nuestros funcionarios, es aterrador, muchos nos quejamos, hacemos catarsis en ámbitos familiares y laborales, pero muchas veces nos quedamos solamente con eso.

Estoy segura de que somos capaces de hacer mucho más, será cuestión de dar los primeros pasos... como cuando empezamos a marchar aquel domingo hacia nuestra querida virgen de Luján.

Ojalá alguno de los actuales gobernantes sienta al menos curiosidad por saber ¡de qué se trata eso de servir a los demás!

Catalina B. Sánchez

DNI 17.064.886

Centenario