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"No fue un accidente"

Dice el diccionario que accidente es un suceso eventual, inesperado y generalmente desagradable; que fatalidad es algo irrevocable e inexorablemente fijado de antemano y la imprudencia temeraria, una inexcusable negligencia; que la conciencia es el sentimiento interior por el cual aprecia el hombre sus acciones y que los sinónimos de ayuda son asistir y socorrer.

Por el contrario, privar es despojar a alguien de lo que poseía. Y justicia, la virtud de dar a cada uno lo que le corresponda.

El suceso ocurrido a Verónica, Mauro, Bianca, Darío y María Esther el 16 de agosto en cercanías de San Antonio Oeste no fue un accidente, poco espacio quedaba a lo eventual; por el contrario, el conductor del vehículo que los embistió cumplió todos los pasos previos que aseguraban un final desgraciado, sólo demorado por el relativo poco tránsito de la ruta y evitable sólo por un milagro.

Tampoco podemos hablar de fatalidad: hubo clara voluntad humana de por medio, nada tuvo que ver el destino. Hubo imprudencia temeraria que privó a tres personas jóvenes de sus vidas, quebrantó la salud de dos personas mayores, doblemente golpeadas en el cuerpo y en el alma; hubo destrucción de propiedad privada.

Hacia el interior del "responsable", ¿habrá un proceso de conciencia para apreciar las propias acciones, para hacerse cargo?

De su parte no hubo ayuda, asistencia ni socorro para las víctimas.

¿Habrá justicia?

Mónica Elizabeth Galván

DNI 24.095.749

Choele Choel



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