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"Nos dejaste el corazón repleto de tu amor"

"Todo es cuestión de tiempo", dicen. "27 de septiembre" me muestra el calendario y esta vez marca dos años de tu ausencia, dos años de sentirte de manera diferente. Te me fuiste con cinco, es verdad, pero a mí me falta la Valentina de seis, de siete y de todos los años en que no vas a estar. En algún momento me dijeron que el tiempo es el mejor maestro, pero el aprendizaje sigue siendo muy lento... nada llena ese vacío, todo me lleva a desear vivirte cada vez más.

En ocasiones, casi involuntariamente, los ojos se inundan, las imágenes de tus últimos minutos de vida se repiten de manera constante, el pecho se contrae, algo así como un nudo en el estómago duele y la angustia vuelve.

Pareciera que fueras vos. Pareciera que de pronto y como en un juego aparecés como un remolino lleno de esa energía que te caracterizaba y sacudís, levantás y dejás caer para luego, en el cansancio, con un beso suave y una caricia secar esas lágrimas y volver a mi lado para seguir caminando juntas.

Aprendí, hija, a pesar de todo, a llevarte conmigo de la mano y sin tocarte.

Aprendí a verte, recordarte y vivirte en las cosas más pequeñas porque aun en esta ausencia me seguís enseñando que la vida debe seguir su curso y que es maravilloso dejarse sorprender.

Hace once meses llegó Amelia y con ella, mil sensaciones distintas. Como te dije alguna vez, todo tiene otro color, otros son los ruidos, otras son las travesuras y otros son también los tiempos. Pero nada se compara.

De vez en cuando con Micaela nos dejamos empapar de tus recuerdos y anécdotas y reímos, lloramos y volvemos a reír porque al irte, vida mía, nos dejaste las manos llenas de bellas experiencias, palabras que aún retumban en nuestros oídos y que a veces en juegos dejamos escapar para así tenerte más presente. Nos dejaste también el corazón repleto de tu amor, un amor puro que puedo ver y sentir en la mirada de tu hermana mayor.

Hoy y siempre se siente en el aire la risa de mi pequeña Valentina; en todo lo que me rodea se refleja el brillo de tus ojos, que siguen dando luz a mi alma y llenándome de paz.

Seguiré esperando pacientemente el momento de nuestro reencuentro para darte una vez más ese abrazo y ese beso que me faltan y repetirte incansablemente que te amo, para que no se te olvide jamás.

Vale, mamá está acá.

Paola Vanina Krawczuk, DNI 24.746.212

Neuquén



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