Apenas pocos días después de haberse cumplido un año del fallecimiento de mi nieto Franco Maximiliano Gómez, ocurrido en agosto del 2008 mientras jugaba un partido de fútbol en la localidad de Pomona, me di cuenta de que quienes deberían sentirse responsables de lo sucedido andan por la vida sin remordimientos y como si nada hubiera pasado mientras nosotros nos seguimos desgarrando en el dolor.

Días atrás, entre mis compañeros de trabajo de Salud Pública que marchaban por calles de Beltrán por un justo reclamo de mejora en los salarios, me encontré con una doctora y para mí fue una nueva cachetada.

Esta señora aún se encuentra en proceso judicial y está sindicada como una de las presuntas responsables del fallecimiento de mi nieto, ya que ese sábado tan triste para nuestras vidas mientras Franco se moría en una cancha de fútbol ella hacía decir que no podía ir a atenderlo porque estaba "durmiendo la siesta".

Es decir, la misma persona que como profesional médica se suma al reclamo salarial no cumple con responsabilidad su trabajo a la hora de hacerlo, no siente vocación por la profesión que eligió ni cumple con el juramento que hizo el día en que recibió su título. Para mí y para toda nuestra familia fue indignante verla andar con tanta impunidad.

Pero éste no es el primero ni el único golpe recibido en los últimos meses; ya tuvimos que soportar que la jefa de Zona, la Dra. Lamalfa, la premiara llevándola a trabajar al hospital de Choele Choel e incluso, como si se tratara de un desafío, la manda a hacer guardias en el hospital de Beltrán.

Es entonces cuando nos ponemos a pensar que ya no se trata sólo de no respetar nuestro dolor; sentimos que va más allá, que hay un ensañamiento personal contra nosotros y que hay quienes se empeñan en seguir lastimándonos.

Marta Colimán, DNI 10.347.024

Luis Beltrán

N. de la R.: al no haber todavía definición por parte de la Justicia sobre este caso,

este diario se reserva el nombre de la profesional mencionada en la carta.