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"A deforestar, a deforestar" | ||
General Roca recibió su Mundialito y su formidable Fiesta de la Manzana estrenando obras inéditas que cambiaron muy positivamente su fisonomía, pero lamentablemente también con la desaparición de algunos miles de árboles de su patrimonio. Esto no lo hizo Tusam, tampoco Copperfield. Fuimos nosotros, los roquenses, nativos o por adopción. Con o sin permiso, con o sin razones, en el centro y en los barrios, en el 2008 como todos los años desde hace décadas, y aun en este último verano que no olvidaremos, nos abocamos entusiastamente a erradicar lo que forestaron nuestros pioneros, o sea las calles de la ciudad y la mayoría de las alamedas a lo largo de rutas y caminos rurales . Comercios y viviendas particulares, grandes empresas, oficinas, consultorios, bancos y escuelas, hospital y concesionarias, edificios privados y públicos varios incluyendo el del propio municipio y los flamantes tribunales, casi todo fue "bendecido" por Santa Motosierra y su prima Doña Vista Gorda de Indiferencia. En algunos casos "repusimos" árboles de 50 años con plantitas de adorno o arbolitos "perejiles", incapaces de dar sombra a un perro y en gran parte ya muertos por falta de cuidados. En otros dejamos el pozo-basurero o directamente lo anulamos para que nadie jodiera. Casi no se arreglan veredas sin sacar los árboles y muchos le robamos la sombra para el auto al vecino que no taló. Con 45ºC, el peatón veraniego caminó en zigzag tratando de huir un segundo del impiadoso Febo, mientras elogiamos lo lindas que son las calles arboladas de Mendoza, París o Bolívar. Pocos se animaron a detenerse frente a una vidriera sin sombra, mientras las insolaciones y gastos en aire acondicionado se multiplicaron, aunque nadie pueda demostrar que vendió más porque sacó los árboles (o que la copa no se pueda formar más alta que el negocio, como hizo Buenos Aires). Cuatro, cinco cuadras seguidas sin árboles son parte del paisaje. Es verdad que esto no es exclusividad de Roca. El desprecio por el árbol es una triste característica valletana, como es fácil comprobar en Allen, Neuquén o a lo largo de las rutas, donde ya casi no quedan alamedas, pero ¿no puede Roca ser mejor? Del desierto venimos, al desierto volvemos. Todo vale. ¿Necesita leña?... "róbese un árbol, no pasa nada". El árbol es una antigüedad, ya no se usa "y me da alergia la pelusa". ¿La ecología y el cambio climático?? "muy bien, gracias". ¿La oxigenación y depuración del aire?... "bah, total yo hago aeróbics". ¿La contaminación y agresión acústica que nos "regalan" miles de vehículos con escape libre y que se atenuarían con el follaje?... "bueno, es lo que se lleva ahora". ¿Las ordenanzas y las constituciones nacional y provincial, que dicen asegurar la protección del medio ambiente?... letras muertas. ¿Debe ser así el progreso? Muchos que queremos a Roca como el que más creemos que no y preferimos el "atraso" de la sombra, el verde, el no-ruido y el aire limpio, apelando al buen criterio de la comunidad para que terminemos con esta práctica que nos perjudica a todos e iniciemos la campaña de reforestación que Roca se merece. Me permito proponer que comencemos con la caótica avenida San Juan, convirtiéndola en un bulevar de palmeras centrales y veredas arboladas, siguiendo con especies como tilos y plátanos en otras zonas y, ¿por qué no?, alamedas urbanas, como las que implantó San Martín en Mendoza y Chile y como tuvo hasta no hace mucho la ciudad. Para este 130º aniversario de Roca, nos "regalaremos" nuevamente el triunfo de los deforestadores invernales. Tengo la esperanza humilde de que sea el último, para que en 20 ó 30 años disfruten nuestros chicos una "Roca limpia, Roca verde". Para los mayores ya es tarde. Horacio Vorraso Médico Roca |
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