En estas páginas Luis Sapag primero y Julio Fuentes después han entablado una batalla por la neuquinidad. Sirva la presente como aporte al debate.

Dice Sapag: "Se agradece a Mariano que se diferencie del usual negativismo de la oposición y reconozca ¡al fin! lo que ha hecho nuestro partido". Lo hace por unas declaraciones donde Mariano Mansilla decía que el MPN "de los orígenes" se basaba en la honestidad de sus dirigentes, en un acuerdo social reflejado en la Constitución y en las que afirma que Felipe Sapag fue "indiscutiblemente" el mejor gobernador de la provincia. El favor hecho por Mansilla y el Une al MPN merece más que el agradecimiento de Sapag. Pero la historia es otra.

El MPN se fundó estando proscripto el peronismo. En los 70 los caudillos del MPN se cortaron solos y dieron el batacazo. Pasada la dictadura, logró afianzar su hegemonía que continúa hasta hoy. Pero esto es la mitad de la historia, la otra es que el MPN "de los orígenes" basó su hegemonía política, igual que el MPN "actual", en el saqueo de los recursos naturales y de los dineros públicos, la corrupción generalizada y el clientelismo elevado a régimen político. El MPN no es más que una camarilla de pequeños comerciantes y profesionales que parasitó el Estado y basó su dominación en la negociación de parte de la renta petrolera; primero con el Estado nacional (YPF) y luego de las privatizaciones, transformándose en lobbista de las petroleras (ayer Sobisch, hoy Sapag). Las megaobras de los 70 y los 80, financiadas con créditos internacionales, implicaron grandes negociados para "la patria contratista", así como también para la elite provincial que actuaba y actúa como intermediaria. A su vez, la obra pública se basó en el ciclo de endeudamiento externo que inició la dictadura militar y siguieron Alfonsín y Menem. Se construyeron barrios, escuelas, hospitales y obras de infraestructura que reforzaron los mecanismos de la dominación política del MPN. También, desde su fundación, prestó funcionarios, intendentes y cuadros técnicos a cuanta dictadura militar hubo. Y, literalmente, se apoyó en la secular opresión étnica de los pueblos originarios, intentando apropiarse de su identidad mapuche y degradando su cosmovisión a un folclore provincial.

Pero la modernización capitalista que encabezó desde mediados de los 60 también se tradujo en otra identidad, la de la lucha obrera y popular, radicalizada por la emigración chilena, el movimiento de derechos humanos y la acción de la izquierda. El "Choconazo", la lucha contra la dictadura y la impunidad, las huelgas de la construcción en los 80, la resistencia a la reforma del Estado en los 90, el "Cutralcazo", las huelgas docentes, las luchas de los estatales, Zanon y el control obrero. ¿Qué papel jugó el MPN? El de responsable directo de la represión de los que se salían de su pacto social: represión al "Choconazo", represión a los obreros de la Uocra, represión a los docentes, represión a los desocupados. Teresa Rodríguez y Carlos Fuentealba, ambos asesinados por la policía provincial.

¿Qué dice el Une de esto? Nada, sería nombrar la soga en la casa del ahorcado, porque a pesar del proyecto político de sus dirigentes, que parte de sus militantes apoyan, y de la forma en que esos dirigentes han dividido y hasta traicionado luchas, la CTA contradictoriamente es parte de esa tradición. El Une oculta que el MPN administraba el saqueo, era el socio menor de las contratistas de la obra pública y responsable de la represión y así, poco a poco, los humildes comerciantes y mercachifles se fueron transformando en orgullosos y prósperos "ricos comerciantes" que establecían su hegemonía política sobre la base del acceso al empleo estatal, la vivienda pública y la extensión de algunos servicios básicos para los sectores populares. La relación entre los recursos perdidos por todos los neuquinos y los beneficios obtenidos por unos pocos no guarda proporción alguna. ¿Éste es el pacto social que reivindica el Une?

Esteban Vedia

DNI 26.999.386

Candidato a concejal por el PTS

Neuquén