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Las primeras construcciones

El jesuita inglés Thomas Falkner, que había estado en el Río de la Plata muchos años hasta la expulsión de esa congregación, en su libro editado en Inglaterra -según algunos autores inicial mala traducción al español de Manuel Machón- produjo preocupación en la corona española pues en uno de sus párrafos se insinuaba la facilitad para cualquier país de instalarse en costas patagónicas. Por eso España rápidamente proyectó el poblamiento en la Patagonia expediciones mediante. El propósito era un asentamiento definitivo, principalmente en San Julián y Bahía "Sin Fondo". Comenzando por el rey Carlos III, el secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias José de Gálvez y el intendente interino de Galicia Jorge Astraudi, en España, y en el Río de la Plata el gobernador y virrey Juan José de Vértiz -entre los principales actores- se armó la conocida expedición al sur que encabezó Juan de la Piedra, en la que sobresalieron los hermanos Francisco y Antonio de Viedma, Basilio Villarino y unos pocos más con elementos necesarios y propósito fundacional.

Se pensó en el traslado -para efectivizar el poblamiento- de casados y también solteros. La búsqueda de interesados tuvo amplia difusión, principalmente en Galicia, donde vivir en la "tierra nueva" se constituiría en el mayor escollo a vencer pese a que la invitación se dirigió, principalmente, a familias pobres. Los labriegos en mayor porcentaje fueron quienes se decidieron por esta parte de América. Hasta doscientas familias contemplaba el proyecto de traslado, con "contrata" en cada caso. El primer indicio de inmigrantes relacionados con la construcción y afines surgió de la Real Orden del 19 de setiembre de 1778, firmada por Gálvez, que expresaba "que a aquellos parajes han de ir para sus nuevas poblaciones españolas paisanos y labradores o artesanos de oficios útiles como son herreros, carpinteros, albañiles y otros semejantes".

Si bien aquellos expedicionarios que llegaron a la Patagonia a partir de 1779 vivían en las naves que los habían traído y algunos en precarias edificaciones que levantaron, doscientas familias, primero en el Río de la Plata y luego en las desconocidas costas de la Patagonia, no constituían un asunto fácil de resolver. Como es sabido, luego del arribo a la península Valdés (hoy Chubut) llegó la aventura fundadora del río Negro que encabezó el superintendente Francisco de Viedma y Narváez, entrando en el río de los Sauces (Negro) en abril de 1779: "Se ha puesto toda la maestranza de carpintería en la zumaca La Oliveyra", hecho concretado al prepararse la flota en Montevideo. Elegido el lugar en la margen derecha del Negro -en cercanías del actual Centro Cultural de Viedma- diría Viedma en informe a Gálvez: "Y el 22 (abril 1779) señalé el terreno para hacer el Fuerte y Población ocupando en este trabajo hasta los marineros" y luego al virrey Vértiz: "A este Fuerte y Población se le denomina de Nra. Señora del Carmen". Entraron en contacto con los amables tehuelches que se les acercaron pero tomaron precauciones; por algo se construiría el fuerte. Comenzó la construcción del baluarte y también el "hospital, el horno y la herrería". Dice un autor que "el 23 (4/1779) en que se dio comienzo al trabajo de corte de madera, etc. para levantar un fuerte foseado que les resguardara de los indios. Las oficinas y ranchos necesarios se levantaron a sus inmediaciones". (Biedma, J. J., 1905). Otro autor transcribe: "El Fuerte tenía 53 varas en cuadro y 4 baluartes de cajonería; las cortinas son de estacas, los almacenes y el alojamiento dentro de él, de palo a pique con techo de paja. Resistirá más de 6 años. Se han concluído los 4 baluartes y abierto el foso, están acabadas dos cortinas y las otras dos para concluirse. Están prontas todas las maderas y los almacenes para techarse..." (sic) (Entraigas, R., 1986).

Pero la gran marea-inundación de 13 de junio de 1779 terminó con el inicial asentamiento y debieron instalarse en la orilla opuesta. Diría Viedma: "He determinado mudar la población a la parte del N, frente a la otra" y en comunicación al virrey expresaría "que el único trabajo perdido es el de abrir el foso, pues el de fabricar 'la estaquería y demás maderamen' se podría utilizar... toda la gente está muy alentada en trabajar y gustosa en mudar de sitio" (Biedma, ídem.). Pidió al virrey más albañiles, "si se ha de hacer una población formal". Los tehuelches "con sus caballos condujeron madera, a cambio de bugerías, pan y yerba" y para el nuevo fuerte y otras construcciones "necesitaba gente para la mano de obra y se valía de los soldados". En otro informe a Vértiz hace notar que "la tablazon se puede hacer de sauce que abunda acá... Hacen falta también aserradores y carpinteros de ribera. Hay cuatro: necesita ocho más. Deben venir 8 a 10 acheros para el monte...". En otra misiva al mismo destinatario expresa en relación con las construcciones que encontró "una abundante cantera de piedra dózil de trabajar y utilísima pa la construcción de edifizios" (sic) y que con esa piedra ha edificado "un almacén que comprende el todo de una de las cuadras del Fuerte para la custodia de los víveres y efectos de estos establecimientos en menos de dos meses con los pocos peones que ay para el trabajo y dos maestros de albañil, únicos en éste destino; también estoy concluyendo la iglesia o capilla: su estensión es de 12 varas de largo y 6 de ancho, todo de luz. El fuerte es de piedra no de tepes. Concluída la iglesia se comenzará la muralla". Pide 124 hombres: albañiles y peones; los trabajos los dirigía el sargento José Michán. Habían construido un horno para ladrillos y tejas y en junio de 1780 recibió una comunicación sobre la llegada del ingeniero Josef Pérez Brito, que no encontró mal las construcciones y "para aprovechar lo hecho adoptaré la figura que más convenga", solicitando "treinta peones, seis carpinteros, un aserrador, cien cuarterones de pino, mil quinientas varas de tabla", informando que "dentro del fuerte provisional se hallan construídos los edificios de capilla y almacen de víveres, ambos de piedra, y se están construyendo almacenes para efectos de marina, hospital y habitaciones para albañiles, chaluperos, pobladores y peonada, de junco y paja". Pérez Brito informaba, en parte, que "están concluídos los ranchos de junco y paja y se van haciendo más para cuando lleguen familias pobladoras... ínterin se les habilitan unas casas de firme". Fueron llegando los nuevos pobladores, sin viviendas suficientes, y así surgieron las famosas "cuevas" cavadas en las areniscas rocosas de las inmediaciones, algunas de las cuales perduran en la actualidad como llamativo recurso turístico, cuevas que fueron mencionadas por el coronel Ambrosio Crámer (1822): "los primeros pobladores vivieron en cuevas, cavadas en la barranca... las casas son chicas... las paredes son de adobe y los techos de teja"; Charles Darwin (1845): "Muchas de las casas han sido excavadas en la arenisca" y George Chaworth Musters (1870): "La más interesante reliquia de los fundadores de la colonia son una cantidad de cuevas, o viviendas, abiertas en la escarpa de arenisca... esas viviendas se componen de tres o cuatro cámaras que se comunican entre sí". Y aunque hay más información sobre las primeras construcciones en las actuales Viedma y Carmen de Patagones, va un recuerdo especial para aquellos primeros carpinteros Bernabé Pita y Vicente Vázquez y el albañil Andrés Araque, cuyos apellidos hoy forman parte de la historia del inicial Establecimientos del Carmen, unidas ambas poblaciones por un mismo origen.

HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*)

(*) Periodista. Investigador de historia patagónica

Bibliografía y fuentes principales: Falkner, T.: "Descripción", 1774 (1910-1974). Biedma, J. J.: "Crónica", 1905. Crámer, A.: "Reconocimiento", 1822, 1972. Entraigas, R.: "El fuerte", 1986. Varios: "Historia de Río Negro", 1975. Apolant, J. A.: "Operativo", 1970. Auzá, N. T. y Raone, J. M.: "Iconografía", 1979. Darwin, C.: "Diario", 1845-1935. Musters, G. C.: "Vida", 1870-1964. Zizur, P.: "Diario", 1782-1986. Pérez Morando, H. "Los Tehuelches", 2003 y "Basilio Villarino", 2007. Archivo del diario "Río Negro". Biblioteca Patagónica (VECH) y otros.

 



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