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El sur también existe

La artista viene a Roca a dictar un seminario para artistas y gestores culturales junto al curador chileno Justo Pastor Mellado.

Qué es "Entrecampos regional"? ¿Cuál es tu rol allí?

-Es un programa desarrollado y coordinado desde la Oficina Cultural de la Embajada de España en la Argentina, en conjunto con las contrapartes locales, cuyo objetivo es el análisis de proyectos y de obras de artistas, teóricos y gestores. Se imparte en tres regiones de la Argentina: el Noreste, el Noroeste y la Patagonia. Se eligieron las ciudades de Resistencia, General Roca y Tucumán como sedes, para brindar una charla abierta al público de un invitado internacional (Luis Camnitzer, Justo Pastor Mellado, Ticio Escobar y Gustavo Buntinx) y para el trabajo específico de análisis en el taller. Para el cierre del programa se propuso la ciudad de Rosario como lugar de encuentro de los participantes de las tres regiones, con el fin de que se presenten sus producciones entre ellos, ante un interlocutor internacional y al público en general. Mis roles dentro de "Entrecampos regional" son el de conceptualizadora y el de mantener un seguimiento pormenorizado de los contenidos y dinámicas de trabajo con los participantes en las cuatro ciudades.

-¿Es posible el arte fuera de Buenos Aires?

-Sí, claro, eso está demostrado. Aunque las oportunidades de que se dispone en las provincias son menores que en la capital, eso no afecta en nada la calidad de la producción. Es digna de destacar la cantidad de grupos de autogestión que se han conformado en el campo visual, tratando de impulsar nuevas problemáticas a escenarios tradicionalmente conservadores. En este sentido, los caminos iniciados por la Fundación Antorchas o Trama, en otro momento, han dejado sus marcas. Ese interés por poner las producciones de las provincias en foco es retomado desde diferentes formatos por Perfil de artistas, Argentina Pinta Bien o por Interfaces y por nosotros. Estos programas estimulan la producción local y han generado espacios autónomos de circulación por afuera de las instituciones "canónicas"; en el presente sus aportes constituyen un mapa de producción artística en el interior que tiene muchísima visibilidad dentro y fuera de las provincias donde se llevan a cabo tales gestiones.

-¿Creés que es preciso, desde este tipo de actividades, insistir en la reflexión sobre la problemática regional a partir de la relación de Buenos Aires con su interior?

-Veo mucho más productivo el trazado de una red de mutuo entrelazamiento que permita la valoración propia y ajena de las iniciativas generadas en las distintas autonomías regionales o locales y trabajar con y desde ellas que hacer pasar la problemática por el eje del binomio Buenos Aires-interior.

-Teniendo en cuenta que el programa apunta a las regiones, en este caso Roca, Tucumán, Resistencia y finalmente Rosario, ¿cómo plantean la relación entre ellas, dado que las problemáticas en cada una son diversas?

-Es como vos lo planteás; la Argentina es un país con distintas historias en relación con el arte. Pero el factor común que percibimos en todos lo puntos en los cuales se desarrolla el programa es el enorme entusiasmo que acontece por acoger iniciativas de este tipo. Trabajamos con zonas que ya establecieron vínculos entre sí; nuestro propósito es sólo seguir insuflando energía para acompañar ese crecimiento. Me interesa destacar que yo no propuse un programa cerrado sino que se trató de trabajar con las contrapartes locales en lo que hace a la disposición desde la elección del invitado externo hasta la decisión de quién constituiría el jurado. Es así como en Resistencia se está trabajando con quien fue jurado, Rosana Toledo, coordinadora del Museo de Bellas Artes "René Brusau", junto a la Subsecretaría de Cultura; en Roca, con Estudio 13 y vos, como jurado, y en Tucumán, con Jorge Gutiérrez de La Baulera, quien buscó el apoyo del Museo de la Universidad Nacional de Tucumán; al jurado también se sumará Jorge Figueroa, aparte de Jorge Gutiérrez y yo. Para el cierre del seminario se prevén encuentros de los tres grupos en el Centro Cultural Parque de España, de Rosario. Entre quienes concebimos el programa surgió la importancia de destacar las diferentes motivaciones y poéticas de cada región sin por ello caer en el equívoco de pensar la producción artística regional como si fuera un "gran bloque"; antes bien, de lo que se trata en estos coloquios de análisis de trabajos es de pensar la obra individual desde un diálogo colectivo.

-En la convocatoria para la aplicación a "Entrecampos" definen el programa como una "plataforma" en la cual intervienen artistas, teóricos y gestores. Pensar la contemporaneidad del arte como una gran plataforma interdisciplinaria que tiene como protagonistas múltiples agentes, ¿supone generar espacios donde desplegar y poner en tensión e interacción esta trama?

-Se trata de promover una coordenada horizontal donde los distintos protagonistas trabajen a la par. Me interesa desactivar ciertos marcos de poder que se van consolidando cada día con mayor fuerza.

-Es interesante lo que aparece en la convocatoria, a propósito de destacar cómo "Entrecampos" procura generar un espacio donde los participantes puedan presentar y confrontar su producción personal, destacando una doble dinámica: por un lado, el diálogo y la interacción entre los participantes y, por otro, la relación con los especialistas a cargo, donde la intención es plantear una relación simbiótica.

-Absolutamente. La dinámica de trabajo de los especialistas invitados no supone un alumno pasivo que recibe dócilmente sino un interlocutor crítico. Uno de los especialistas, Luis Camnitzer, quien estuvo en "Entrecampos Resistencia" la semana pasada, decía que lo que le gusta de estas experiencias es que lo movilizan intensamente, porque los participantes le plantean aspectos del arte que él no había pensado y lo mueven de su propio eje de pensamiento; de allí que el desafío es planteando como algo estimulante no sólo para los que participan sino también para quienes dictan el programa.

-Vos hablás de pensamiento crítico y expresás que éste debería reflexionar sobre la relación del artista con su obra y con el espacio comunicativo que se abre entre la obra y el espectador. Éste es uno de los temas capitales del escenario estético contemporáneo: la injerencia y necesidad del pensamiento crítico en la obra. Ivo Mesquita propone en la Bienal de San Pablo vaciar el monumental edificio de Niemeyer y que ese vacío opere como disparador para llenar otro vacío, que es el de la reflexión sobre la vinculación del curador con el espacio, una estrategia que se despliega para repensar el sistema cultural y obligar a repensarlo. ¿Creés que son necesarios estos gestos? Desde el proyecto "Entrecampos", ¿cómo ponés en práctica estas consignas?

-Ivo es un provocador, y hay que saber leerlo como tal. Se está colocando en el lugar del curador que tiene el poder y en estos momentos está logrando su cometido: centrar el debate donde él proponía, repensar el sistema de bienales y la obra de arte. Habría que esperar y ver si realmente su bienal responde a su hipótesis y, en todo caso, cuál es la propuesta que se desprende de un gesto como ése. Desde "Entrecampos regional" se intenta identificar los problemas centrales, se busca pensar en los procesos de construcción de obra individual y promover la reflexión crítica de la obra del otro, apuntando a la doble condición del artista en tanto productor y, a la vez, intérprete. Estas actividades abren espacios singulares para el debate que se proponen desarrollar el juicio y el pensamiento crítico. Entiendo que el primer diálogo que se tiene es con uno mismo, pero luego, para que la obra comunique, debe haber un otro. Aquí se germina un espacio de encuentros para ese diálogo. También desde el seminario se procura que el artista intente declarar cuáles son sus intenciones, que se haga cargo de sus decisiones y que asuma una posición ética respecto de su condición de artista.

-¿Qué herramientas teóricas y a la vez prácticas son a tu juicio indispensables, si pensamos en la gran metamorfosis que viene atravesando el arte desde el siglo pasado a esta parte?

-Creo que no se pueden sistematizar los criterios de juicio en el arte contemporáneo, sobre todo porque no bien uno le encontró la forma, ésta ya quedó obsoleta; o sea, en el arte contemporáneo lo que se genera como tal es aquello que logró modificar las estructuras establecidas y puede proyectar un sistema de preguntas que sean importantes y sumen algo al receptor. En este sentido, el programa procura incentivar la producción teórico-práctica desde la problematización de legendarias categorías del arte que a mi juicio deben ser revisadas y que son puestas en tela de juicio en los análisis de las obras de los participantes.

-¿Has participado en otros proyectos similares? ¿Qué balance hacés desde una mirada retrospectiva?

-He generado otros programas similares, aunque se distinguen uno del otro por algunas particularidades. El primer programa que desarrollé con características parecidas fue "Intercampos" 1, 2 y 3, en la Fundación Telefónica de Buenos Aires, en el 2005, 2006 y 2007 respectivamente. Los resultados fueron sumamente positivos, pero la mejor demostración de que el programa funcionaba era la recomendación que año a año hacía el participante de la edición finalizada al aspirante de la siguiente versión. A su vez, es relevante destacar la gran cantidad de aplicaciones a los programas que manifiestan interés creciente hacia este tipo de actividades. Este año generé una nueva propuesta para esta institución, que denominé "Tec-en-arte"; es un programa que propone pensar los vínculos entre la tecnología y el campo visual. Al igual que todos los programas que diseño, invito a importantes pensadores del campo visual a que reflexionen sobre las producciones locales. "Intercambios" es otro formato para el trabajo de diálogo crítico que estamos llevando a cabo junto a Valeria González en la Galería Arte por Arte de Buenos Aires.

-¿Cómo fue tu balance de "Entrecampos regional" en Resistencia realizado hace unos días?

-Debo decir que me pareció genial, pero a veces pierdo la objetividad, así que mejor sería preguntarle a algún participante. De todas maneras, lo que te puedo decir es que a la charla abierta al público se presentaron cerca de 150 personas, que a su vez se comportaron como un público activo e interesado. Fue mágico ver a artistas o gestores que hasta hacía muy poco tiempo habían combatido por problemas locales ahí sentados, haciendo preguntas geniales sobre el tema convocante de la charla: "El pensamiento crítico".

 

MARÍA JOSÉ MELENDO (Conicet)

mariajosemelendo@hotmail.com



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