Cuando uno vive dignamente y no le falta casi nada, hay cosas que se suelen dejar de lado. Pero sabemos que la vida es corta y que las horas se convierten en días, los días se convierten en meses y los meses en años.

Cuando nos sentimos a gusto, el paso de los años no nos pesa, en especial si vivimos dignamente. Y no sólo por tener una casa propia, un trabajo del que con nuestro esfuerzo podamos darles a los nuestros lo mejor -lo que podamos, en realidad-, a todo esto sumándole un buen estado de salud, etcétera. Debemos agregarle vivir dignamente en un pueblo, ciudad y/o país en donde las condiciones sean favorables para desarrollarnos y, como consecuencia, una mejor vida se posara sobre aquellos que más amamos.

Hace años y años que seguimos sufriendo la inoperancia y desidia de aquellos a los que les dimos el voto. Hoy discutimos y discutimos el tema de la pandemia por la gripe A (H1N1). Y nos seguimos olvidando de donde vivimos; en especial seguimos tapando el roto con el descosido. ¿Ejemplos?, hay muchos. Pero hoy me voy a referir a dos de ellos.

Uno es el tema de las piletas de oxidación, de las cuales emanan olores que son un verdadero tormento para aquellos que habitan toda esa zona de nuestra ciudad. Y a decir verdad, son muchos. Son muchos conciudadanos que tratan de vivir día a día rodeados de esa atmósfera pesada y tremendamente asfixiante de olores nauseabundos.

Otro de los ejemplos a nombrar es el tema del asfalto. En especial calles como la Juan Manuel de Rosas del barrio Norte, de nuestra ciudad, que se deteriora día a día. Esta calle es una de las arterias principales por la que circulan camiones y todo tipo de vehículo todo el año. Y esto se debe a que sobre dicha calle se encuentra la empresa Expofrut. Se imaginan que los vehículos pesados son los que más la deterioran y los que provocan grietas y hendiduras en las casas sobre ésta instaladas.

Alba Gullello

DNI 14.751.597

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