La historia de la humanidad me ha dejado un gran legado, conocer a los grandes líderes que hicieron de su vida una entrega total a sus ideales plurales, donde se incluía a todos los hombres. De la política hicieron un instrumento real e ideal para resolver los problemas de la sociedad.

No se marearon por el gran poder que detentaron, no les cambió el horizonte de sus pensamientos.

Otros del pasado y del presente se han contagiado del síndrome del poder, después de fortalecerse a costa de engaños y promesas que no cumplen jamás; se han endemoniado, se olvidan de los que depositaron sus esperanzas de una vida mejor. Éstos son los líderes descartables, pero se llevan todo: salen ricos y millonarios.

El Dr. Mahatma Gandhi, con su gran inteligencia, su gran amor y vocación de servir al prójimo, puso todo de sí; vivió una vida de lucha permanente, cambió una vida de abundancia por otra totalmente austera, de carencias, y entregó su vida por ese ideal. Tomó como bandera de lucha la libertad de todo su pueblo del yugo de los poderosos que manejaban la economía, la cultura y todo lo referente a tener sometidos a los hindúes. Su entrega fue total. La historia se va a encargar de ponerlo en el lugar que se merece.

El Dr. Martin Luther King entregó su vida por la libertad de todos los hombres de color que vivían en Estados Unidos de Norteamérica esclavizados y discriminados por las leyes del momento. Su lucha no fue en vano: fueron reconocidos como ciudadanos luego de un boicot de 381 días a una empresa de transporte. La Corte Suprema de Justicia cambió las leyes antirracistas. Fue un hombre con grandes principios y un ferviente discípulo de los pensamientos de Gandhi, de la lucha sin violencia.

Los líderes que tenemos en la Argentina y en el mundo carecen de muchos de los principios de estos prohombres que han luchado contra imperios poderosos sin cambiar el rumbo de sus sueños.

Nuestra querida Argentina está preñada de líderes descartables, con mucho de carisma pero con nada de honestidad; cuando llegan a la cúspide del poder se olvidan de lo prometido y de los pensamientos de Alberdi -"Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia de quienes se desparraman por el resto del territorio, después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación. Nuestro pueblo no carece de alimento sino de educación, y es por eso que tenemos pauperismo mental. En realidad, nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimiento práctico y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas" (1855, Figarillo).

Y la historia pasa a ser otra. Menem y Kirchner, a nivel nacional, pregonaron la "justicia social"... y hay cada vez más pobres y enfermos, sin techo, trabajo, educación, salud ni seguridad.

En las provincias los gobernadores prometen soluciones a todo esto, pero cuando llegan al gobierno hacen todo lo contrario: se someten a los caprichos del poder central, los legisladores no tienen principios y realizan actos reflejos de sus gobiernos y se olvidan de la lucha centrada y permanente que habían enarbolado en las campañas: la de "defender los intereses de los neuquinos, formoseños, patagónicos, norteños... a los argentinos todos".

Nuevamente los ciudadanos quedamos desprotegidos, engañados, defraudados y estafados.

Éstos son los "líderes descartables". Jamás van a alcanzar la gloria de éstos y otros grandes líderes de la historia de la humanidad.

No hemos aprendido nada, ni siquiera a votar.

Miguel Ángel Henríquez

DNI 10.868.858

Neuquén