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"La realidad no se puede desmentir"

El pehuén (Araucaria araucana) es un árbol que vive exclusivamente en la Patagonia. Y en nuestro país, mayoritariamente, en Neuquén. Por eso su estilizada silueta fue incorporada en los símbolos patrios de nuestra provincia: la bandera y el escudo, y el poeta le dio un lugar preponderante al escribir los versos de la canción provincial.

Sin embargo, hace ya varios años, su territorio se ha visto azotado por la sequía que provoca la desertificación.

La explotación petrolera, el turismo, la minería, el sobrepastoreo y la explosión demográfica son señalados por los investigadores como algunos de los desencadenantes del desequilibrio ecológico que afecta la región.

Vemos con preocupación cada vez más impactante cómo bosques de coihues y lengas, "ñirantales" y "pehuenales", las otrora infranqueables barreras de caña colihue y hasta los "mallines" van desapareciendo lentamente. Las montañas y valles que desde tiempos inmemorables eran dominio del pehuén fueron "forestados" por especies exóticas, invasivas, las que, lenta e inexorablemente, están terminando con los bosques nativos.

Las vertientes, las "aguadas" y los pequeños arroyos se van desapareciendo.

El silencio y la mirada cómplice del poder, responsable del mal uso que se hace de los recursos naturales, al no ejercer plenamente el control que le faculta la ley para evitar esta catástrofe ecológica, nos lleva a pensar que para él es más importante "la economía de mercado" que la conservación de las especies nativas.

Quienes conocemos el Neuquén desde hace muchos años añoramos el agua pura, la fértil tierra, la exultante vegetación, los guanacos, choiques, maras y martinetas, la gente simple, sincera, respetuosa de su tierra y de sus creencias... Quienes conocemos el Neuquén sabemos de los que llegaron "de afuera", de quienes atropellaron y pisotearon esa cultura ancestral, esa vida hermanada a la naturaleza, que hoy está desapareciendo. Dijo el visionario don Marcelo Berbel: "... Suerte que el cielo está encima, si no también lo alambraban...".

Ríos, lagos, arroyos y lagunas, las fuentes de la vida, contaminados; flora y fauna autóctonas, en vías ciertas de extinción; poblaciones enteras, amenazadas por tóxicos usados en el "desarrollo tecnológico" que beneficia a unos pocos y sume en la miseria al grueso de la población.

El "maquillaje" pretende disimular esta situación, pero la realidad no se puede desmentir ni ocultar.

Francisco Romero

DNI 7.983.817

Zapala



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