>
"Seguiremos participando, como dijo Jorge Sapag"

Perdimos por unos puntitos, pero para los que aún seguimos siendo leales a una causa o a una filosofía, ello demuestra que no todo está perdido, pese a denuncias inexistentes formuladas por quienes no han podido aún insertarse en la vida política de la provincia del Neuquén.

Sería dable que los ganadores reconocieran que no todos son del mismo palo y que ha habido votos independientes (léase UNE).

Por lo tanto?

La lealtad no resulta poca cosa, es una virtud muy valedera que debe guardar y demostrar el ser humano para cada acto de su vida.

Aquella persona que es leal a sus objetivos, a sus buenas causas del diario vivir, a sus compromisos y a sus mismos principios de vida, guarda y demuestra una conducta digna de ser imitada.

Hoy, desde hace algún tiempo, en los acontecimientos políticos se trata de desmerecer el concepto de la lealtad y parece "que todo vale", porque se puede observar cómo se pretende desmerecer el importante concepto de este valor humano para "acomodarse" en funciones públicas sin tener en cuenta la dignidad adecuada de los actos y sus consecuencias (¿cuántos de la Azul estuvieron otrora en la Blanca?)

Muchas veces las personas, especialmente en la función pública, fieles a sus ambiciones y para continuar en sus "cabalgatas políticas desenfrenadas", cambian de cabalgadura tratando de montar al caballo más ventajoso, matando sin consideraciones al que nos traía, aunque sus conceptos de vida manejen objetivos y valores distintos y los rumbos sean inciertos.

Aquí se observa la ambición desmedida del hombre y hasta su misma falta de principios honestos, en donde la prédica y el discurso de hoy serán definitivamente contradictorios a los de mañana.

Al líder que hoy destacan y reverencian, mañana lo destruyen en pos de las ambiciones, con el fin de alcanzar los objetivos aunque sea a cualquier precio. De ese modo terminan destruyendo lo que ayer se construía y, cuando les reclaman por sus conductas, tratan de hacer creer que está bien, correcto y que por supuesto siguen considerando que la gente en general es ingenua.

Lo que sí resulta cierto y lamentable para la sociedad y para el ciudadano en general es que se pierde el verdadero valor de las cosas y se quiere distorsionar la realidad de los valores del hombre.

La ambición muchas veces supera toda barrera ética y se termina vendiendo así el alma al diablo.

Son graves y preocupantes la acción y conducta de los hombres públicos en este aspecto. Ya está minada la provincia con desertores y comodines que van adaptando su accionar en relación con cómo se mueve la política y en la práctica tienen cuarenta discursos distintos ya preparados para cada circunstancia (te apoyo mientras estás en la cúspide, luego te destruyo y me voy con el otro) y esto no es justo ni correcto.

El hombre arrepentido de una causa es entendible y aceptable, pero no es ni puede ser continuamente entendible; porque con ello se demuestra la falta de nobleza por lo que ha venido sosteniendo.

En general los grandes hombres, los grandes líderes, son fieles a sus causas. Tienen y demuestran lealtad en sus actos porque quien no lo hace termina fracasando hasta con su misma conciencia; y contar con lealtad y dignidad y mantener una filosofía de vida política significan "tener valor", la condición y convicción de dar ejemplo y trabajar para el bien común.

Cuando en la política se procede con actos que rayan el desequilibrio se genera la gran desconfianza, porque se demuestra en los hechos que más que trabajar para el bien común se está colaborando para las ambiciones personales y esto realmente es peligroso para la provincia.

Fernando Frexas, DNI 7.764.559

Neuquén



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí