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De las piedras de Croacia al Valle

Su tierra es en un "80% de piedra", cuenta Markan Mihaljevic, quien nació más cerca del Mar Adriático que de la capital de su país, Sarajevo. Markan vino de un país que ya no existe, Yugoslavia, y pese a que vivió en la Argentina casi toda su vida, nunca pudo permanecer ajeno a los profundos conflictos de su tierra.

Su familia es croata y cristiana. "Los serbios son ortodoxos y los musulmanes son turcos o eslovenos; nosotros fuimos esclavos durante 400 años de los turcos -cuenta-. Y los conflictos entre ellos son tan antiguos como la humanidad."

A la Argentina migraron fundamentalmente croatas. Algunos se radicaron en el norte; otros en Santa Fe, Buenos Aires y Bariloche. Y muchos de ellos se dedicaron a la agricultura y a la construcción, sobre todo eran especialistas en trabajar la piedra. Markan explica el porqué de ese movimiento migratorio: "Muchos croatas se fueron. Los serbios no tenían que escapar, nosotros sí, por cuestiones políticas: cuando terminó la guerra ellos fueron los ganadores y siempre tenían mejores trabajos, mejores puestos. En cualquier lugar en que había gente trabajando había una proporción de ocho serbios y dos croatas, ocho de los de ellos y dos de los nuestros", explica.

En su familia conocieron el hambre. Cuenta que al llegar a la Argentina tenía aspecto de desnutrido, muy delgado y con orejas grandes. Sus referencias al pasado remiten con frecuencia a alimentos. Y a aquel primer largo viaje en el que conoció el océano, la pampa y el valle, una tierra ajena, extraña, pero de abundancia. Con los años adoptó el oficio de su familia: agricultor. Cree que le apasiona la producción por su historia y que hoy tiene un campo con vacas por la misma razón.

"La fruticultura -entendió Markan- tenía sus ciclos; además, pasás la zaranda y al final lo que queda no es mucho. En cambio, la ganadería tiene otra dinámica: no sólo es más fácil y más tranquila que la fruticultura... vos sabés que la gente siempre va a comer carne, entonces es una inversión más segura. Pasás la zaranda y queda un poquito más. Es más parejo y seguro. En la fruta nunca sabés".

En un momento a Markan se le ocurrió comprar una casa en Regina y hacer un local de comidas, "siempre vinculando todo con el alimento; se ve que fue muy traumático para nosotros el hambre. Creo que acá en la Argentina hay dos cosas que no valoran lo suficiente: el alimento y la paz. En mi tierra vivimos durante toda la historia en conflicto. Solamente un servio, un croata, un esloveno, un turco, pueden entender de lo que hablo".

En 1990 Markan viajó a su tierra y se dio cuenta de que estaba sobre un polvorín. En 1991 llegó la guerra. Varios de sus familiares murieron en los enfrentamientos y poco después se desintegró el territorio en el que había nacido.

La señora de Markan invita con un licor de peras de "Croatia" y él muestra dos botellas más con la marca Mihaljevic, un licor de nueces y otro de grapa con miel. Los fabrica un primo.

Markan recorre las fotos familiares, sus viajes, y cuenta la devoción de sus familiares por la virgen de la Paz, que apareció en Medjugorje, a 14 kilómetros de su aldea, y a quien le agradecieron el milagro de su regreso. También muestra un nogal que tiene tantos años como la chacra que empezó a trabajar su abuelo en 1938 y que hoy continúa trabajando con ayuda de su hijo. Sueña con que sus hijos la conserven, al igual que su historia y su lengua, en homenaje al sacrificio de sus ancestros.

(S. Y.)



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