Hoy, en plena época escolar, estoy encerrada en casa sin poder salir ni disfrutar con mis amigos. Tengo sólo 16 años y siento que mi vida ya no es mía. La pandemia se sigue esparciendo, la euforia en las calles crece, todos se pelean y hasta roban. Ya nada se puede hacer, sólo esperar; pero el tiempo es corto y se acaba.

Yo me pregunto: ¿de qué sirvió? ¿Por qué nos ocultaron tanto tiempo la verdad? ¿Vale la pena la muerte de más de 50 personas tan sólo por unas elecciones legislativas? Y encima de qué sirven si nada va a cambiar, asumen siempre los mismos. El que no pudo ser gobernador, el que no pudo ser intendente... asumen como diputados sólo para tener poder.

Quizás yo sea chica y no tenga mucha idea, pero me parece que no se justifica que haya muerto tanta gente sólo para que "ellos" tengan poder. Igual qué les importa, si se miran su bolsillo nomás. Si hubieran hecho algo en el tiempo preciso la historia sería otra, pero como dicen: "Argentina, país generoso", qué importa que venga gente de afuera enferma si el turismo aumenta y el tamaño de sus bolsillos también. El otro día escuché a Macri diciendo: "No hagamos una psicosis". Lo que no entienden es que la psicosis la generaron ellos con todo lo que no hicieron. Pero bueno, no se les puede decir nada, total se las saben todas.

A mi corta edad de 16 años no sé si quiero ser argentina, porque si eso significa ser corrupto, robar y ocultar, yo no quiero ser parte de esto.

¿Acaso es posible que me sienta así? ¿Quién tiene la culpa? Aún pienso que son más los buenos y honestos, pero tal vez, al igual que yo, crean que es difícil cambiar. Espero que entre todos podamos hacer un país del cual sentirnos orgullosos y del que todos podamos ser parte, aunque esa parte sea pequeñita pero indispensable e igualmente importante, como todas las demás.

María Antonella Botta, DNI 37.348.452 - Centenario