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"Estamos hartos, defraudados y enojados"

"El país profundo". Si esta poética adjetivación de la señora presidenta tuviera su correlato en una calidad mensurable, seguramente Chos Malal, en el norte del Neuquén, sería para Telefónica de Argentina -en este caso su servicio de internet Speedy- el fondo del abismo.

A fines del 2006 y principios del 2007, quienes firmamos esta carta fuimos literalmente invadidos por una serie interminable de llamados telefónicos, publicidad impresa y todo medio de que la publicidad moderna dispone para ofrecernos el mencionado servicio de banda ancha Speedy. Aún hoy seguimos recibiendo una marejada de papel impreso que ofrece el paraíso de la comunicación por internet.

Lo cierto y verdadero es que la empresa, desde sus inicios, incumplió lisa y llanamente la prestación del servicio. En términos más o menos técnicos, un servicio de banda de 512 kB que debiera recibir una tasa de transferencia de entre 30 y 50 kB/segundo sólo alcanza a recibir entre 3 y 7. Con esa tasa de transferencia es imposible abrir un simple texto de correo o acceder a un buscador.

El denominado soporte técnico se limita a transmitir instrucciones "de manual" apropiadas para el supuesto de que el servicio funcionara normalmente. El servicio "in situ" no existe, o se trata de un exótico sistema invisible.

Las consecuencias las sufrimos todos, incluidos los diferentes servicios públicos provinciales, el comercio y la industria. Internet para Chos Malal es como nuestra Ruta 40: imprescindible.

La autoridad de aplicación, la Comisión Nacional de Comunicaciones, lenta, ineficiente y burocrática desde el punto de vista ejecutivo, se limita a emitir alguna resolución tan poco importante que la empresa denunciada no se molesta ni en presentar el descargo.

A pesar de las quejas y la muy fácil comprobación de estos dichos, ¿no existe la actuación de oficio enérgica y contundente, simplemente para que un prestatario de un servicio público no cobre por algo que no presta y para colmo de males lo cobre carísimo? Aquí por un servicio de 512 kB se pagan alrededor de 180 pesos mensuales a cambio de ¡nada! En las mismas condiciones otros servicios públicos pueden ser caros e ineficientes, pero por lo menos no pueden cobrar más que lo que entregan, como los casos de luz, agua, gas y la misma telefonía.

En fin, estamos hartos, defraudados y enojados. Pedimos que cese la estafa de esquilmarnos mes a mes. Si la autoridad administrativa no tiene capacidad ejecutiva, que se presente de oficio en los tribunales y pida amparos para los clientes.

Rafael Ángel Catuogno

DNI 12.392.159

Oscar Costa

DNI 10.200.204

(Siguen otras nueve firmas)

Chos Malal



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