En la conducción de CALF esperan que el EPEN cumpla sus compromisos y realice las obras que necesita la ciudad de Neuquén para atender un crecimiento de la demanda del orden del 10% anual, como el que viene registrándose. En esta entrevista, el presidente de la cooperativa, Marcos Silva, dijo que la entidad estará preparada para el desafío. –¿Cómo está hoy la cooperativa en relación con el momento en que asumió la presidencia? –Tomamos la cooperativa en un momento de crisis institucional que derivó en un proceso de crisis económica y financiera, con una proyección de déficit cercana a los 35.000.000 de pesos; se armó rápidamente una planificación, un trabajo en equipo, y se detectó cuáles eran los cinco o seis puntos centrales que había que resolver. Uno de los temas era el de Duke Energy, de tratar de comprar energía más barata; otro era el contrato de concesión para tener una tarifa inicial acorde, otro era la reestructuración interna de la cooperativa, administrativamente, para ser más ágiles y, por supuesto, sin afectar económicamente un servicio debido a otro. En ese momento no se cobraba el aporte de capitalización a las grandes demandas, que representaba el 40% de los ingresos de la cooperativa. Se tomó esa decisión política, se la sostuvo, se les explicó a los titulares de las medianas y grandes demandas, al municipio y al Concejo Deliberante que había que hacerlo porque era necesario, importante. Se acordó además con Duke después de marcarle la firmeza de la conducción; se resolvió anular el contrato sin las maniobras que se pensaban en otras gestiones, como juicios millonarios... nosotros simplemente usamos la técnica de negociación basada en intereses, que permitió que las dos partes entendiéramos que nos podíamos beneficiar mutuamente más si terminábamos el contrato que si continuábamos. Así se hizo. Comenzamos además la discusión del contrato de concesión; sabíamos que era un proceso difícil, complicado. Logramos meternos en la discusión de la reforma de la Constitución; fue una tarea dura, complicada, se habló con todos los integrantes de la sociedad y logramos introducir una cláusula. Al margen de lo que decían algunos de que querían defender la cooperativa, en realidad querían destruirla. Se habló tanto con el MPN como con Podestá, Benítez, Mansilla, Fuentes y Escobar. Sacamos prácticamente por unanimidad este punto. –Usted decía que una de las cosas importantes fue la firma del contrato de concesión y el establecimiento de una tarifa inicial. ¿Esa tarifa ya tuvo una actualización? –La tarifa inicial no tuvo una actualización sino un ajuste en lo que es el costo salarial. El contrato tiene varias partes. Esta tarifa se revisa una vez por año en los primeros cinco y de manera bianual después del quinto. Todavía no se cumplió ni un año de la firma de la concesión, que fue en setiembre del año pasado. Hubo ajustes salariales; dentro del contrato se establece que cada vez que hubiera ajustes salariales acordados a nivel nacional, se podrían trasladar, previa autorización del municipio. Es el “pass-through”, siempre y cuando se discuta en el Concejo Deliberante –¿Se está aplicando el “pass-through” regularmente con los costos de la cooperativa? –No todavía. Si el costo de la energía subiera abruptamente podríamos hacerlo. –¿Y quién lo decide, los concejales? –En realidad es automático: declaramos al municipio, que hace la evaluación y dice si corresponde o no y lo envía al Concejo Deliberante, donde se discute, pero digamos que una vez que tuvo tantos pasos no hay muchas alternativas. –¿No se pudo zafar de ese paso por el Concejo? –Lo intentamos, pero esto no es malo. –¿No habría sido preferible que pasara por un ente técnico más que político? –Está previsto en la reforma de la Constitución la creación de un ente regulador provincial. En Río Negro está y acá se intenta lo mismo. –Pero en Neuquén hay autonomía municipal… –Cosa que no hay en Río Negro; el mismo problema tienen Plottier, Cutral Co y Zapala. –¿Qué se hizo del déficit de 35.000.000 de pesos? –Hicimos un plan de trabajo para recuperar las finanzas: teníamos 5.000.000 de pesos embargados, le debíamos a la Federación de Luz y Fuerza 8.000.000 y casi 8.000.000 más al EPEN, además de las obligaciones con los proveedores. Y, por otro lado, le debían a la cooperativa Senillosa (8.000.000) y la provincia (3.000.000). Se armó una especie de concurso privado donde la conducción se sentó con los proveedores; hicimos propuestas. A la federación le hicimos un plan a seis años, pero levantamos el embargo. Eso nos permitió acceder a compras de vehículos y cables y armarnos de un stock para continuar funcionando. Y negociamos con Senillosa. Todo este plan permitió que esos 35.000.000 de pesos de déficit dieran 7.000.000 el año pasado. –¿Y cuándo podrían llegar a un punto de equilibrio? –Recién dentro de tres años pero, por ejemplo, ya no tenemos deuda con el EPEN, cancelamos 5.200.000 pesos. Y además llegamos a un acuerdo salarial con los siete sindicatos, a los que se les debía plata. –¿Se pusieron de acuerdo con el EPEN en la tarifa de la prestación de la función técnica del transporte? –No, es un tema pendiente. –¿Y qué tarifa están pagando? –La que fijó el ENRE. Es un descuento automático, le pagamos a CAMMESA. –¿Están trabajando en expansiones? –Trabajamos en varios procesos. Pedimos 1.000 hectáreas para desarrollar un proyecto de energías alternativas, forestación y barros empetrolados para construir viviendas sociales. Estamos en contacto con la federación de petroleros privados de Nación y con una empresa desarrolladora de proyectos ambientales. La idea es trabajar en un proyecto de responsabilidad social. En Añelo podemos hacer las tres cosas. Ya tenemos el proyecto de forestación. –¿Ya tiene las tierras? –Sí, ya está. Ahora tenemos que presentar el proyecto a la provincia para que sepan qué vamos a hacer. –¿Y cuánto deben invertir? –Tenemos varias alternativas: podemos trabajar con el BID, con varias entidades intermedias, con Nación... pero la idea es que CALF, como empresa social del siglo XXI, como lo hemos planteado, sea la herramienta de construcción del futuro de este nuevo escenario ambiental que viene. Apostamos a ese tipo de trabajos al margen del tema eléctrico que, por contrato de concesión, tenemos que prestar en la ciudad de Neuquén; estamos desarrollando un proyecto para ampliar la red telefónica de Plottier y trabajando en los programas de responsabilidad social, cultural y de previsión de salud. –Cuando asumió no había stock de repuestos en los almacenes de CALF. ¿Eso cambió? –Es fundamental el contrato de concesión y el hecho de tener una tarifa y el saber en qué vamos a gastar la plata. No se olvide de que tuvimos que presentar nuestro plan de obras, que ronda los 50.000.000 de pesos en un plazo no mayor a los ocho años; ese plan dice cuántos cables, transformadores, hay que comprar. Está basado en los 80 edificios en construcción, grandes obras como la Legislatura, el centro ministerial, el Paseo de la Costa... –Les dieron la factibilidad a los nuevos edificios, ¿pero está garantizada la provisión? –En la medida en que el EPEN cumpla… –El EPEN ya dijo que va a ampliar la capacidad de transformación. –Sí, una cosa es lo que dice y otra, lo que hace. Ellos dicen que sí; estamos esperando. Un relevamiento de unos 70 edificios dice que la proyección a 10 años es que la demanda se va a duplicar. Año tras año vamos a tener una exigencia del 10%, por eso es que pensamos que vamos a ir cubriendo la demanda. Esperamos que el EPEN nos pueda dar el incremento de potencia, principalmente en el Parque Industrial. –¿Hasta cuándo dura su mandato en el consejo de administración? –Tres años más. Acabo de ser reelegido. –¿Cómo se lleva con este nuevo gobierno de la provincia? –Me llevo muy bien con todos, tanto con el provincial como el municipal y el nacional. En el consejo de administración hay pensamientos variados. Hay delegados de todos los partidos: evangelistas, ultracatólicos... uno tiene que estar abierto porque, si no, habría volcado a los dos meses. –Sapag dijo varias veces que pondrá todo el dinero necesario para solucionar los problemas de las cooperativas de la provincia. –Está bien. Hemos tenido reuniones con él. La provincia tiene con nosotros una deuda permanente por el suministro de alrededor de 1.500.000 pesos mensuales. –¿Con el EPEN cómo están las cosas? –Es la misma gente. –Nicolás Salvatori era más político y Alejandro Nicola es más técnico. –Nos llevábamos bien, pero en un momento no evaluábamos los intereses de las empresas sino las posiciones. Hoy evaluamos todos los intereses, que en algún momento confluyen. –¿Los colgados siguen siendo un problema en la ciudad? –Siempre van a ser un problema; perdíamos 5.000.000 de pesos, armamos un plan y ahora perdemos 3.500.000. El problema es que hay sesenta y pico asentamientos; está el aspecto de la seguridad, porque se pueden producir accidentes, y el de que no pagan. Su planteo es que quieren pagar; yo les doy la seguridad eléctrica, pero tengo condicionamientos legales: si no está el plano de las calles no puedo poner la línea. En el acuerdo del contrato de concesión dijimos que cada uno iba a poner 1.000.000 de pesos para solucionar esto. –¿Cuesta cortarles la luz a los que no pagan? –Armamos un plan de cobranza muy estricto. Hicimos notificaciones para ir preparando a la gente porque muchos no pagaban porque se olvidaban. Y pusimos planes porque queremos que paguen, que estén dentro del sistema, que no se enganchen. Reincorporamos al sistema a 10.000 ó 12.000 personas. –¿Detectan muchos fraudes? –Cuando llegamos, por detección de fraudes recaudábamos 4.000 pesos. Ahora llegamos a 1.000.000. –Es una constante en el país la detección de grandes empresas cometiendo fraude; ¿acá también? –Por supuesto. Y muchas no sabían que tenían fraude. (AN) PERFIL Años de trayectoria Marcos Silva tiene 44 años, está casado y disfruta de una hija de 6. Preside CALF desde noviembre del 2005. Estudió Abogacía en Córdoba y realizó posgrados en Buenos Aires. Hace 13 años, siendo un treintañero, fue designado asesor general de gobierno de la provincia de Neuquén por Felipe Sapag. La destitución del fiscal de Estado en 1998 lo colocó transitoriamente en ese puesto, que ejerció hasta finales del año siguiente, cuando cambió el gobierno. Ejerció el cargo con 34 años. La cooperativa registraba hasta hace unos años una gran concentración de sus ventas en los hogares de la ciudad y baja participación en el rubro de las grandes demandas industriales. Ahora, en cambio, el 0,15% de sus clientes (industrias y grandes comercios) consume el 29,5% de la energía que CALF distribuye. Como consecuencia bajó la participación de los hogares en la torta de la cooperativa: representan el 87% y se llevan el 38,37% de la electricidad. –¿Qué puesto político querría ocupar, intendente, diputado...? –No lo he pensado todavía. –Es un hombre del MPN, político; no llegó hasta ahí por ser un técnico... –Tal vez siga el día de mañana una carrera política. Tengo tres años de mandato. –¿Le gustaría dentro de tres años seguir en la presidencia? –Capaz que sí, si la voz me da –dice a raíz de una afección que sufre en las cuerdas vocales. (AN)
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