Vaya mi reconocimiento para los integrantes de la Comisión Nacional de Comunicaciones de Viedma, dirigida por Luis Macaya, y en particular para con Hernán Anaya, quien se ocupó durante meses en librarme de la trampa en que me había enredado una importante telefónica con sus servicios de internet y telefonía celular (uno más entre miles): logró no sólo que se retractara de la deuda reclamada en los términos más terribles sino que ya no recuerdo cuántas veces intimó a dicha empresa a restituirme una y otra vez las líneas comercial y particular interrumpidas por esa injusta causa. A la vez, sostuvo una dura lucha con la misma para que dejara sin efecto un mentiroso celular corporativo de tres líneas en el que se me generaban consumos y deudas inexistentes pero muy bien manejadas con facturas imposibles de descifrar, hasta lograr con justa razón terminar con esas dos pesadillas.

Reitero y destaco su dedicación, profesionalidad y cordialidad y el aliento permanente para que confiara en que todo se solucionaría, lo que finalmente consiguió.

Personas como Hernán y todo ese grupo de gente -"empleados públicos"- nos alientan a seguir creyendo en muchos argentinos anónimos cargados de humildad y responsabilidad como ellos que luchan a diario con verdaderos bucaneros desembarcados en nuestro país con la consabida complicidad corrupta interna y son el sustento de la esperanza de quienes habitamos este querido país.

Carlos Horacio Arce, DNI 4.406.529

Roca