Soy una vecina del galpón Kleppe y el 17 del corriente aproximadamente a las 20 fui auxiliada junto a mi familia por bomberos voluntarios y policías de la ciudad que llegaron a tiempo para llevarnos al nosocomio, donde fuimos asistidos con oxígeno y nos dieron una inyección para que pudiéramos respirar.

La situación vivida fue muy desagradable no sólo para nosotros sino para todos los vecinos del barrio Kossman, por eso les pedimos a las autoridades locales correspondientes que tomen cartas en el asunto ya que el gobierno anterior aprobó la ordenanza municipal del cierre de la calle José María Brentana por 50 años y permitió que la empresa se instalara en pleno centro sin tener en cuenta las consecuencias que ello acarrearía; por ejemplo, un escape de amoníaco, además de la instalación de un portón que prohíbe el paso.

En las circunstancias que relato se notó la necesidad de transitar esa calle, ya que era el acceso que nos permitía movilizarnos de manera más rápida y sin tener que dar tantas vueltas como debió dar el servicio de bomberos voluntarios para poder socorrernos.

Es importante dar a conocer que cuando Kleppe comenzó a gestionar el cierre de la calle planteó que no instalaría un portón fijo sino uno corredizo, por cualquier eventualidad que pudiera acontecer. Pero esa noche el portón no se corrió.

El barrio no apoyaba esta política económica que según el gobierno de turno iba a hacer crecer a la ciudad; solamente se tomó en cuenta la opinión de dos o tres personas, silenciando de esa manera nuestra voz, la voz de la mayoría, la voz de los que pensábamos diferente.

Hoy, con 20 años, me pregunto: ¿de qué país democrático hablamos? ¿Qué ciudad podrá crecer si somos pisoteados, silenciados e ignorados?

Yo nací, me crié y vivo en la ciudad y considero que no es justo, teniendo una vivienda, que me vea obligada a desalojarla por una política nefasta que jamás apoyé.

Ojalá que esta carta les traiga recuerdos a algunos políticos que apoyaron la política de este galpón y frigorífico cuando yo, con 18 años, y otros vecinos nos manifestamos en una reunión con concejales y uno de ellos me trató de maleducada y de ignorante porque le dije que con dinero todo se arreglaba.

Hoy me pregunto si soy yo la maleducada, la que no tiene conocimientos, la ignorante, o son ellos los que avasallan a la sociedad, los que carecen de valores éticos y morales. Total, hoy no están y no se consideran responsables... aunque el amoníaco esa noche casi nos mató. ¿A quién le reclamo? ¿Quiénes son los responsables?

Hay que ser conscientes de que ésta no es una zona para que esta empresa esté instalada; los olores nauseabundos y la contaminación que produce atentan contra la vida humana. En vez de que esta firma contribuya al crecimiento de la ciudad (como creían nuestros gobernantes), la fragmenta por algo que es evidente: donde yo vivo no es una zona industrial. Somos propietarios de nuestra vivienda, ¿nosotros nos tenemos que ir?

Aprovecho esta oportunidad para agradecer y destacar el accionar de los bomberos voluntarios, de la policía y de salud pública, que supieron afrontar la situación y ayudarnos frente al caos.

Alexandra Mayra Arias

DNI 33.919.614

Fernández Oro