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"...un dueño a quien querer"

Me despertaron como siempre, con esos chorros de agua a presión que tanto frío y miedo me dan. Después, un poco de comida seca y a esperar que entre algún humano que quiera rescatarme. Antes venían y todos ladrábamos y hacíamos las piruetas que podíamos en nuestra pequeña jaula para que nos eligieran. Nunca tuve esa suerte, pero siempre tenía la esperanza de que al otro día me adoptaran. Ahora hace mucho tiempo que no vienen, dicen que no los dejan entrar porque es peligroso, que podemos sacar la cabeza entre los barrotes de las jaulas rotas y morderlos. Yo nunca mordí a nadie. Tal vez por eso me agarraron aquella noche en el parque. ¡Qué miedo daban esos hombres! Ellos me trajeron aquí junto a otros perros y desde aquella noche todo cambió, no volví a correr ni a jugar con mis amigos, no volví a ver la luz del sol ni a dormir bajo las estrellas y mi colita ya no se mueve como antes. Mi vecino de la jaula de enfrente dice que él conoció humanos que eran buenos, lo cuidaban y querían mucho, hasta el día en que se escapó para dar una vuelta por el barrio y se encontró con estos otros hombres que ganan dinero exterminando perros.

Pasó el Día del Animal. Si pudiera pedir un solo deseo pediría la libertad... aunque no, pediría tener un dueño a quien querer, cuidar y obedecer. O, mejor: pediría por ellos; pediría que todos los hombres tuvieran alma y corazón de perro.

Homenaje a todos los perros vergonzosamente maltratados en Zoonosis-Neuquén.

Susana Espinosa

DNI 12.629.899

Cipolletti



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