La desgracia tocó a mi puerta dos veces en tres años: primero falleció mi padre y hace sólo unos días, también mi madre.

El viejo, después de trabajar durante toda su vida, criar y alimentar a tres hijos, dejó este mundo por culpa de una enfermedad jodida si las hay; era diabético. Pero se ocupó en vida de tener sus aportes al día, como exige la ley, para dejarle un ingreso mensual a su esposa, mi mamá. Resulta que desde que él falleció mi madre insistió en los trámites legales para cobrar el dinero que le correspondía, pero nuestra burocracia se lo impedía. En ese momento la AFJP Orígenes, empresa a la cual mi padre había hecho sus aportes, le exigía trámites interminables para poder concluir con sus papeles. A todo esto pasó un año y medio y mamá, sin su plata.

De repente a nuestra presidenta se le ocurre pasar la plata de las jubilaciones al Estado para poder negociar todo ese dinero en proyectos turbios a los que ya nos tienen acostumbrados todos nuestros gobernantes, cosa que todo el mundo sabe pero ante la cual nadie hace ni dice nada.

Después de que sus hijos y familia la ayudáramos económicamente durante dos años, cosa que haríamos de nuevo mil veces más, una neumonía no diagnosticada -negligentemente, en una clínica privada de Cipolletti- nos hace despedir al único ángel vivo sobre la tierra, mi vieja. Falleció el domingo 22 de marzo al mediodía, a los 58 años; el lunes 23 entró al sistema de la Anses como fallecida y el martes 24 salió resuelta su pensión. ¿Casualidad? Yo en este país no creo más en nadie.

Solamente mi madre podría haber cobrado ese dinero, que estaba destinado a sumar juguetes y recuerdos lindos a su nieto Facundo.

Ojalá la primera víctima fatal del tren bala sea algún político corrupto o algún burócrata que trabaje en el Estado: eso pide mi bronca, pero mi corazón pide que Dios le dé la paz que está sintiendo mi madre en estos momentos, porque está orgullosa y sabe quiénes son sus hijos. Tiene claro que no son harapientos peleando a toda costa por un poco de poder que de alguna u otra manera cuando venga la muerte no va a servirles de nada? hasta la parca va a vomitar cuando los venga a buscar.

Fernando Sosa, DNI 23.856.282 - Cipolletti