Por estos días fuimos sacudidos por la noticia de que un chico de 14 años mató a un honesto trabajador y padre de familia en el momento en que le robaban el auto. Obviamente, se volvió a abrir el eterno debate sobre la inseguridad, que nadie duda de que es un flagelo consecuencia de la marginalidad y la falta de empleo aunque también hay que reconocer que quienes nos gobiernan vienen equivocando el camino desde hace 25 años de modo indistinto pertenecieran al signo político que pertenecieran, llevando adelante políticas demagógicas que han multiplicado la pobreza. Aparte de ello los ciudadanos nos sentimos indefensos frente al accionar deficiente de la Justicia y la policía, por falta de recursos o políticas equivocadas de asignación de los mismos.

La única salida a este flagelo es una conjunción de medidas que deben apuntar a una mayor inclusión social, pero mientras debe invertirse más dinero para tener una policía mejor equipada y capacitada y la Justicia debe empezar a funcionar para castigar con mayor celeridad a quienes destruyen familias. Los ciudadanos honestos que trabajamos y aportamos necesitamos sentirnos protegidos; la sensación de inseguridad es general y muchas veces las denuncias no se hacen ya que entran por una puerta y salen por otra.

Separar las dos medidas es el error que cometen nuestros políticos; el camino correcto sería lograr una mayor inclusión social y una mejor policía y Justicia para que esa sensación de inseguridad que tenemos todos vaya cediendo. En la medida en que nuestros políticos adopten medidas demagógicas alejadas de la realidad la sensación de inseguridad irá en aumento.

Roberto Zgaib, DNI 21.108.671

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