Son pocos los políticos que han pasado por el derrotero de la función pública y han salido indemnes de tal situación, años de gestionar y producir hechos transcendentales en la vida política de Argentina y toda América Latina. Su ejemplo y tesón germinará en las nuevas generaciones de líderes. Alfonsín, un hombre del interior, con formación y educación de las familias aquellas que priorizaban los valores que hoy, con la globalización, se han perdido casi totalmente.

El presidente constitucional que luchó contra sus propios congéneres políticos, una ciudadanía desacostumbrada a vivir en democracia, contra la casta de dirigentes gremiales que ávidos de poder económico y gremial no lo dejaban gobernar (esto lo seguimos viendo). ¡No aprendemos nada!

El mensaje que nos ha delegado en actos y realizaciones es amplio y rico; un hombre austero, equilibrado en sus dichos y acciones, comprometido como lo han hecho los prohombres y héroes de nuestra patria: San Martín, Belgrano, Dr. Favaloro, Dr. Maradona y otros.

La patria lo llora en su conjunto; ésta es la afirmación de adversarios y adeptos, vecinos y amigos.

El clima acompañó con lluvia, como sí la propia naturaleza se despidiera llorando de este gran hombre argentino. Tributo único a los dioses, reconocimiento a muy pocos mortales.

La historia se encargará de colocarlo en el lugar de los elegidos, para los dignatarios que lucharon para el bien común, por los derechos de todos los ciudadanos y, sobre todo, de aquellos que se encuentran en estado de indigencia u olvidados por el Estado.

Los dirigentes nacionales y provinciales deben tomarlo como ejemplo, cambiar las actitudes y acciones, virtudes que este gran líder poseía en carácter natural, ¡hoy! No se observa la austeridad, honradez y honestidad de los que nos dirigen.

Se alistan en las filas de los partidos políticos, en situaciones económicas estrechas, salen o se encumbran en el poder por siempre y con abultadas cuentas bancarias en el país y el exterior.

El Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, ícono de la política Argentina, hoy consagrado por la ciudadanía argentina y el mundo. Este dirigente expresivo en sus discursos se consagró en líder carismático y, amado por su pueblo, su vuelo a la eternidad lo agigantará en la historia y para los tiempos.

¡Para los tiempos! Democracia. Por la que luchó toda su vida sin claudicaciones, es por ello que los propios y rivales, la ciudadanía en general lo consagró "el padre de la democracia".

Miguel Ángel Henríquez

DNI 10.868.858

Neuquén