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"La buena noticia"

En relación con la carta de lectores publicada el 27/2/09, titulada "Es saludable que no haya interés en ingresar a la Policía", y con el respeto que me merece toda opinión que no coincida con la mía, disiento y digo que "la buena noticia" sería la siguiente: "Muchos jóvenes se postulan para ingresar a la Policía, atraídos por el alto nivel de las remuneraciones, por la excelente capacitación y adiestramiento que reciben, por el estupendo equipamiento con que se los dota, por los planes de vivienda que el gobierno les tiene destinados y por el prestigio que significa pertenecer al cuerpo". Espero que en algún momento podamos leer esta buena noticia.

La Policía es una institución que debe ser jerarquizada (como en otros países), pues se encuentra al servicio de la comunidad toda. Ante el accionar de la delincuencia, ante siniestros y accidentes se recurre a la Policía. Hay buenos y malos médicos, buenos y malos abogados... buenos y malos policías, ellos también son humanos (aunque a veces pareciera que no tienen "derechos humanos"), pero las generalizaciones son siempre injustas.

Chicos jóvenes haciendo guardias interminables, patrullando las calles bajo las inclemencias del tiempo, haciendo "adicionales" para incrementar sus magros ingresos, soportando agresiones de todo tipo en las manifestaciones, como si fueran los responsables de las políticas gubernamentales, etc., etc. Mucho hay para decir en favor de la Policía.

Visto que no estamos en un paraíso terrenal y el delito existe, ¿cuál sería la alternativa para no vivir en la anarquía? Para frenar la delincuencia, el primer ministro italiano Berlusconi sacó el ejército a la calle, lo cual no parece muy adecuado y, por otra parte, también autorizó "rondas" conformadas por grupos de vecinos justicieros que recorren las calles a la caza de delincuentes y que sólo Dios sabrá en lo que van a terminar.

Ante la inseguridad existente, creo que lo mejor es tener una Policía capacitada, bien equipada y muy bien remunerada, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones arriesgan la vida en el cumplimiento del deber. Por cierto, cuando muere un policía, no hay paros ni movilizaciones, siguen trabajando silenciosamente y sin tanta alharaca las veinticuatro horas del día y los trescientos sesenta y cinco días del año. Ciertamente, aquellos que usan la institución para practicar el delito, deben ser severamente castigados. Dejo constancia de que no soy "policía" ni tengo pariente alguno en la Policía.

Lucía Bedin, DNI 16.407.296

luciabedinarg@yahoo.com.ar

Neuquén



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