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"Es muy difícil creerle a la presidenta"

A diario escuchamos a la presidenta declamar con estudiada pose que les pide sacrificios a los que más tienen, que está decidida a terminar con la pobreza estructural recién descubierta, que la culpa la tienen los de afuera y otros dislates por el estilo, los que con paciencia infinita venimos soportando desde hace varios años.

Es bien sabido que, más que con la palabra, hay que enseñar con el ejemplo.

Entonces sería bueno que el matrimonio gobernante, que sin dudas es quien más tiene en este país, repartiera de lo suyo para paliar tanto conflicto generado, en gran parte, por su inoperancia e incapacidad para resolver cualquier problema. Sólo están preocupados por mantener a costa de lo que fuere su puesto y su concentración de poder, manipulando voluntades y recursos, ya que son socios de cuanto trabajador hay en este país, participando de los beneficios con impuestos y gravámenes cada vez más importantes.

Saquean y esquilman al pueblo ante el silencio y la pasividad de los gobernantes a quienes hemos elegido para representarnos y defender nuestros derechos e intereses.

Eso sí: en el discurso siempre atacan al que tiene y dan la vida por los descamisados.

Pero no hay educación gratuita, no hay hospitales, no hay seguridad, no hay rutas. No hay.

Con un Rolex de 30.000 dólares custodiándole la muñeca, es muy difícil creerle a la presidenta que está conmovida hasta las lágrimas por la pobreza estructural, frase que pega mucho pero de la que ella desconoce absolutamente el significado. Simplemente porque no le interesa.

Mientras el mundo se debate por encontrar formas de paliar la crisis internacional, nuestra máxima autoridad sigue empeñada en estimular el resentimiento entre los que menos tienen y los que ambicionan demasiado. ¿Y ellos qué?

¿Cómo podemos seguir esperando soluciones en educación, cuando a la señora no le ha importado que su propia hija no termine el colegio secundario, pero la ha premiado con divertidas vacaciones en Chapadmalal? (que, por supuesto, le pagamos todos).

Si alguien cree que esto tiene remedio, realmente le envidio la esperanza.

Silvia I. Martínez

DNI 10.769.987

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