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"Una buena gestión no se pasa decretando emergencias"

En la ciudad de Neuquén hay personajes y situaciones tan incomprensibles que producen un espantoso y alarmante asombro.

Se confirmó una vez más que las propuestas y promesas de campaña volvieron a rozar el absurdo y la irracionalidad, pero eso no es lo que me sorprende. A pesar de que sólo un año de gobierno es el que ha cumplido la "Concertación Plural", basta para afirmar que las ideas que se gritaban enérgicamente a los cuatro vientos, de prosperidad, soluciones y aires de cambio, no sólo no se concretaron sino que más bien parecieron haber dado lugar a sus opuestos.

Ese caballito de batalla que era la construcción de cientos de viviendas sociales destinadas a determinado sector de la población con la idea de hacer frente al déficit habitacional de la ciudad hoy, a más de 365 días de gestión, sigue brillando por su ausencia o, mejor dicho, a más de 365 días del cambio de gestión, hay gente que entre decepción y angustia las sigue esperando.

Existía un dirigente -hoy alto funcionario- que proclamaba la vivienda social a costos irreales y de novela. Evidentemente, el desconocimiento con que se largaba a hablar del tema, él o sus asesores -que quiero creer que no eran arquitectos-, era de cabo a rabo.

Irresponsable de su parte, pero el futuro se encargará de tomar nota de su hacer.

La solución que hoy se le otorga al problema nada tiene que ver con la propuesta que encarnaba aquel dirigente; más bien es producto de una reacción social que lleva al límite el accionar de la dirigencia local. Y tratar de apropiarse de la solución que otros originaron no habla bien de la moral ni de la dignidad de quien lo hace.

¿Está bien visto crear instituciones de dudosa utilidad, con un presupuesto fenomenal? No, y menos cuando el titular de dicha organización es cuestionable y debatible por su accionar. Es el caso de la Secretaría de Derechos Humanos del municipio. Al día de la fecha no sabemos qué fue lo que aportó a la ciudadanía en términos de bienestar general. Más bien parece una institución pública absorbida por un conjunto de personas con claros intereses políticos que la manipulan y manosean a su antojo.

Por otro lado, el decreto de las dos emergencias que se cristalizó en los últimos meses: la emergencia habitacional y la emergencia hídrica. ¿Habla bien de una gestión el constante decretar emergencias? Definitivamente, no; no habla de una buena capacidad de gestión ni de acción, no habla de una gestión con contenido de innovación ni de persistencia en la búsqueda de soluciones.

Pero lo más deplorable es que habla de una gestión que no puede hacer frente a los problemas de la ciudadanía de manera mesurada, cautelosa y sobre todo prudente. En otras palabras, no es responsable ni se puede gobernar decretando emergencias.

Pareciera que estoy exagerando, ya lo sé. Pero tampoco tanto.

Guido Pedro Bruveris

DNI 31.478.006

Neuquén



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