Quiero responderle al Sr. Eduardo L. Serralunga a propósito de la publicación de una carta suya en esta sección el 27 de febrero, titulada "Es saludable que no haya interés en ingresar a la Policía".

Me entristece su opinión y me aterra pensar que en algún momento ese pensamiento sea general. Estamos totalmente equivocados si creemos que el mal que atormenta a nuestra sociedad se solucionará eliminando o debilitando una institución de seguridad de la patria como la Policía; en este caso en particular, la neuquina. Se tendría que apoyar el blanqueamiento y la descorrupción y fomentar su buena imagen, ya que la Nación para poder progresar tiene que apoyarse primordialmente en sus principales columnas: sus instituciones.

Lo que usted quiere que festejemos dignamente es una burla total a la patria, es desmoralizarnos completamente, además de tratar a sus pares como máquinas programadas para matar cuando también son personas que tienen familia y por ella se ganan el pan de cada día.

Todos somos partícipes de lo que es hoy nuestra Policía, desde el odio rencoroso hacia la misma y la falta de apoyo hasta formar en escuelas secundarias mentes de adolescentes que miran a sus integrantes como "represores", "abusivos", "el mal de la sociedad" y calificativos similares.

Nos acordamos de Poblete y por consiguiente de Fuentealba, y todos recordamos también a Teresa Rodríguez, son "nuestros" próceres y nunca debemos olvidarlos. ¡Ah! Pero qué rápido nos olvidamos (capaz que ni siquiera lo supimos) de Gabriel Ángel Jara, a nivel provincial, y de Carlos Álvarez o Leonardo Melizza a escala nacional (entre tantos), hombres que al momento de ser asesinados a sangre fría estaban cumpliendo su labor de preservar nuestra seguridad.

Todos somos seres humanos y cometemos errores porque, como puede haber policías asesinos, también hay maestros violadores y de la misma manera ocurre en todas las áreas de la sociedad.

Carlos M. López, DNI 35.571.812

Neuquén